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jueves, 16 de junio de 2011

Aloe vera

 ARTE Y JARDINERÍA Diseño de jardines

Aloe Vera, sus características y sus propiedades




I.-Descripción

Aloe (del latín aloe, y este del griego alóe) nombre común de las plantas del género Aloe, familia de las liliáceas. Presentan hojas largas y anchas en roseta, y el escapo termina en una espiga de flores rojas y blancas. Espontáneas en algunas regiones del Globo, como cabo de Buena Esperanza, India y la parte meridional de España. De las hojas se obtiene un jugo de efecto catártico y estimulante.


II.-Historia
El uso del aloe se remonta a los orígenes de la humanidad. Los chinos fueron los primeros en usar el aloe y en el antiguo Egipto era comúnmente utilizado y se referían al aloe como la planta de la inmortalidad incluyéndolo entre los regalos funerarios enterrados con los faraones. 

También, Cleopatra usaba diariamente el aloe como ingrediente esencial en sus cuidados diarios. Ya, en el siglo I de nuestra era, Dioscórides lo describió intensamente en su herbario griego por sus virtudes medicinales y cosméticas. 

Actualmente sus propiedades han sido comprobadas clínicamente y los científicos se interesen cada vez más por sus aplicaciones médicas. 

La NASA lo utiliza porque absorbe el 90% de la toxicidad de sustancias como: el PVC, la fibra de vidrio, los barnices, las pinturas, las radiaciones de los ordenadores, los televisores y demás aparatos electrónicos. 

Se cree que trae buena suerte, y es muy utilizada en los rituales chamánicos por su gran poder energético y porque purifica el alma.

III.-Generalidades
El Aloe es un género de la subfamilia Asfodeloides perteneciente a las Liliáceas, que comprende más de 200 especies. Es originaria de África Oriental y Meridional. 

Alcanza entre 2 y 3 metros de altura, aunque raramente hasta 6 metros. Las especies del género de los aloes son casi siempre leñosas, pero con las hojas muy grandes y carnudas, dispuestas en grandes rosetones y con una espina recia en su extremo, armadas de otras espinas marginales más pequeñas. Echan uno o diversos bohordos axilares que rematan en hermosos ramilletes. Las flores son tubulosas, porque las seis piezas que forman la cubierta floral se sueldan todas entre sí en un tubo generalmente recto o encorvado algunas veces. Estas flores suelen tener color rojizo, anaranjado o amarillento. Los estambres son también seis, con largos filamentos que arrancan del fondo de la flor, debajo del pistilo. El fruto es una cápsula de paredes inconsistentes. 

En Medicina se utiliza el jugo de sus hojas cuajado en una masa sólida de color muy oscuro, y muy amarga, llamada acíbar. Generalmente, se obtiene dejando fluir el licor que se escurre de sus hojas cortadas transversalmente, por la cortadura de las cuales rezuma colocadas sobre un recipiente a propósito. Este licor se deja que se concentre y se vaya espesando al calor del sol o bien con calor artificial. 

Las hojas, cuya savia se utiliza, son carnosas, miden unos 50 cm de largo, 10 ó 20 cm de ancho y 5 cm de grueso. Si se las hace un corte exudan un líquido acuoso de sabor muy amargo, acumulado en células secretoras que rodean la región cribosa. Ya que la pared celular que las separa es muy delgada, el jugo fluye con facilidad. Hay que cortar las hojas de modo que la secreción pueda recogerse en un recipiente. A continuación se condensa el líquido poniéndolo al fuego o al baño maría. Después de separar la espuma se le vierte en otro recipiente en el que se solidificará. Así es como llega al mercado y se elabora después en forma de preparados galénicos (gotas, píldoras, supositorios, geles, etc). Es raro el empleo del aloe puro.

IV.-Propiedades

La composición del acíbar varía según el aloe del que proceda, la época de recolección y la forma de elaborarlo.

Contiene del 6 al 10% de agua y los de mayor calidad dejan un 2% de cenizas. Lo que más varía es la cantidad de resina, que oscila entre el 40 y el 80% . Esta resina que no tiene importancia farmacológica, es un éster del ácido paracumárico y un alcohol resínico, el aloerresinotanol.

Además, el acíbar contiene hasta el 20% de aloinas. Por hidrólisis, las aloínas dan emodina que es el constituyente activo del acíbar. 

El aloe contiene también aloemicina, de gran poder anti-inflamatorio y analgésico, y aloeuricina , cuya propiedad es activar y fortificar las células epiteliales, lo que la hace de mucha utilidad en las úlceras gástricas y estomacales.

Contiene gran cantidad de aminoácidos como son la valina, metionina, fenilalanina, lisina y leucina. Posee además al polisacárido lignina, el glucomannan y otros glúcidos como la pentosa, galactosa, y los ácidos urónicos que proporcionan una profunda limpieza de la piel, pues penetran en todas sus capas, eliminando bacterias y depósitos grasos que dificultan la exudación a través de los poros. Entre los elementos constitutivos figuran el iodo, cobre, hierro, zinc, fósforo, sodio, potasio, manganeso, azufre magnesio y gran cantidad de calcio. Es una de las pocas especies que contiene vitamina B12, además de vitamina A, B1, B2, B6, y C. Contiene fuertes proporciones de germanio que actúa como filtro depurador del organismo, elimina los venenos y desechos de las células, reestructura y revitaliza la médula ósea, reactiva el sistema inmunológico, estimula la producción de endorfinas, que calman en dolor. Todas las plantas que contienen germanio han sido consideradas milagrosas y son: el Aloe vera, el ging-seng y las setas shitake.

 El gel obtenido del aloe produce seis agentes antisépticos de elevada actividad antimicrobiana: el ácido cinamónico, un tipo de urea nitrogenada, lupeol, fenol, azufre, ácido fólico y un ácido salícico natural que combinado con el lupeol tiene importantes efectos analgésicos. 
Es astringente, analgésico, y anticoagulante. 

También se ha comprobado sus beneficios como estimulante del crecimiento celular y resulta ser un increíble antitóxico y antimicrobiano.
La tintura o el zumo diluidos en agua a partes iguales usadas varias veces en forma de gárgaras de 3 a 4 minutos actúa eficazmente contra los dolores dentales, y de las encías, neuralgias, aftas, laringitis, disfonía, amigdalitis, anginas, placas y cualquier afección bucal o faríngea. 


Cura las heridas necrosantes, como las quemaduras, regenerando los tejidos y cicatrizándolos, restaurando a su vez la sensibilidad del área afectada.

Cura las heridas cortantes, el herpes, la culebrilla, la tiña, y las infecciones producidas por estafilococos y otras infecciones bacterianas internas como la gastroenteritis, colitis, enterocolitis, vaginitis, cervicitis, escorbuto, cólera, disentería, blenorragias, sífilis y otras enfermedades venéreas. 

Alivia el dolor de los golpes, esguinces, luxaciones, dolores musculares, artríticos y reumáticos, los pies cansados.

Reduce los efectos de las alergias, indigestión, acidez estomacal, gastritis, úlceras duodenales y estomacales, úlceras oculares, hemorroides, afecciones del aparato digestivo, descongestionando el estómago, el intestino delgado, el hígado, los riñones y el páncreas. 
Es un laxante natural y facilita los movimientos intestinales en las personas con problemas de estreñimiento.

Se puede utilizar como fotoprotector contra las quemaduras solares, incluso una vez producidas este tipo de quemaduras. 

Tonifica el organismo y abre el apetito. 

Absorbe y reduce el olor corporal, siendo un excelente desodorante.

V.-Contraindicaciones
El acíbar no debe darse nunca a las mujeres durante la menstruación y el embarazo, ni tampoco a cuantos padecen hemorroides sanguinolentas. Tampoco se debe administrar a los niños. El aloe puede irritar los riñones y causarles algunos daños, si bien solamente cuando se administran dosis excesivas. Empleado correctamente es mucho más tolerante de lo que harían suponer las sustancias que contiene. El aloe tampoco se empleará cuando existan tendencias a hemorragias en la región genital.



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