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lunes, 20 de junio de 2011

Coniferas

ARTE Y JARDINERÍA Diseño de jardines

Las coníferas, sus características y sus variedades





Que son las coníferas?

La palabra conífera tiene su origen en el latín: conos, cono y ferre, llevar; significa pues: que lleva conos.

Botánicamente, las coníferas agrupan seis familias de Gimnospermas: Cephalotaxáceas, Podocarpáceas, Cupresáceas, Taxodiáceas, Araucariáceas y Pináceas cuyas especies tiene frutos en forma de conos, de grosor y forma variables, o alguna vez frutos carnosos, parecidos a las bayas o a las drupas a consecuencia de la transformación de las escamas, de las brácteas o del tegumento externo de la semilla en tejidos que no se desecan en la época de la madurez del fruto (Juniperus Cephalotaxus).

Generalmente se considera a las coníferas como árboles siempre verdes; la mayoría de las especies de este grupo tienen en efecto, un follaje persistente, pero entre ellas existe un pequeño número como el alerce, por ejemplo, que pierden sus hojas en otoño.

Entre las coníferas encontramos tanto plantas enanas como árboles gigantes, siendo un gran número leñosas. Pueden vivir muchos años y la variedad de colores y forma que representan transmiten a los jardines que adornan un encanto y prestigio incomparables.

 Las coníferas

En la ornamentación de los jardines las coníferas aparecen en primer plano. Se encuentran entre ellas árboles y arbustos de tamaño y portes variados, de una gran diversidad de colores y que se prestan a numerosos empleos. Su follaje persistente en casi la totalidad de sus especies es interesante por el verdor que mantienen en los jardines durante el invierno, cuando los árboles “frondosos” de nuestras regiones son todos caducos.

Las hojas de las coníferas son relativamente pequeñas y reducidas a limbos lineales y aplanadas, a agujas o a escamas. Para los aficionados es más difícil su identificación que la de otros vegetales para los que se dispone de más elementos de observación sacados de los órganos vegetativos y especialmente de las flores.

 Para facilitar la elección de las coníferas, primeramente las hemos clasificado en tres categorías, atendiendo a la importancia de su desarrollo:

Árboles de gran tamaño
Árboles medianos, de crecimiento lento, pudiendo alcanzar eventualmente más de 6/8 mts.
Arbustos enanos y de crecimiento muy lento, bien verticales o postrados.

De la misma forma para cada especie o variedad, hemos empleado un símbolo tan representativo como posible de la forma general de la planta: piramidal, en columna, en llama, semipostrada, postrada. Damos a la vez la altura media de la planta a la edad de 10 años y en la edad adulta.

De todas formas, esta división por categorías es necesaria para las Coníferas; cuando se elige un árbol, es importante conocer su futuro desarrollo. Así se evita plantar un Sequoiadendron giganteum o un Cedrus atlantica en un jardín pequeño donde no tiene su lugar.

 Cómo elegir las coníferas

Por otra parte, como los otros árboles, las coníferas deben comprarse en Viveros o en Centros de Jardinería serios, gozando de buena reputación, si se compran en cepellón éste debe estar por lo menos uno o dos años repicado, es decir cortadas sus raíces principales para originar raicillas secundarias que harán cepellón compacto para que aguante bien el transplante. Pero la mejor planta es la procedente de container, bien cultivada siempre en él o que haya vivido por lo menos un periodo vegetativo en el container. El éxito de arraigue será de un 100%.

Cualquiera que sea la procedencia deberán estar bien cubiertas de ramas desde la base, ya que ciertas variedades, sobre todo las Chamaecyparis  Lawsoniana, una vez que pierden el follaje de sus ramas inferiores rara vez vuelven a recuperarlas. Por eso estas plantas deben ser formadas a base de pinzamientos o podas desde el principio.

 Orígenes de las coníferas de jardín

Ciertas variedades provienen de semillas. Partiendo de una semilla de granos de Chamaecyparis Lawsoniana se pueden obtener ejemplares diferentes entre ellos por su forma, tamaño, su matiz; es así como son creadas nuevas variedades. Si todos no son reproducidos, aquéllos que presentan algún interés pueden multiplicarse por trasplantes o injertos, medios de conservar fielmente las características de la variedades. Si todos no son reproducidos, aquéllos que presentan algún interés pueden multiplicarse por transplantes o injertos,  medios de conservar fielmente las características de la variedad.

Coníferas para diferentes empleos

Como pantallas contra el viento:

Chamaecyparis Lawsoniana
Cupressoncyparis leylandii
Picea omorika
Pinus nigra
Thuja plicata

Para setos:

Chamaecyparis Lawsoniana
Cupressoncyparis leylandii
Taxus baccata
Tsuga heterophylla
Thuja plicata
Thuja occidentales

Para jardincillos de rocalla:

Abies balsamea “Hudsonia”
Chamaecyparis Lawsoniana “Minima Aurea”
Chamaecyparis obtusa “Nana”
Chamecyparis pisifera “Nana”
Cryptomeria japonica “Vilmoriniana”
Juniperus communis “Compressa”
Picea glauca “Conica”
Picea abies “Gregoriana”
Picea abis “Nidiformis”
Picea mariana “Nana”
Pinus sylvestris “Beuvronensis”
Thuja plicata “Rogersii”


Por sus colores de invierno:

Cedrus atlantica “Glauca”
Chamaecyparis Lawsoniana “Lane”
Chamaecyparis Lawsoniana “Minima Aurea”
Chamaecyparis Lawsoniana “Pygmaea Argentea”
Picea pungens glauca-variedades denominad.
Taxus baccata “Standishii”
Thuja occidentalis “Lutea Nana”
                      Thuja occidentalis “Lutescens”
                      Thuja occidentalis “Rheingold”
                      Thuja plicata “Stoneham Gold”

Como cubresuelo (enanas) (postradas o extendidas):

Juniperus communis “Remanda”
Juniperus conferta
Juniperus horizontales y sus variedades
Juniperus procumbens “Nana”


Como cubresuelo (semi enanas):
    (medio postradas)
Juniperus x media “Hetzii”
Juniperus x media “Pfitzeriana”
Juniperus x media “Pfitzeriana Aurea”
Juniperus virginiana “Grey Owl”

Para la sombra (no utilizar las formas doradas de estos géneros):

Chamaecyparis obtusa y sus variedades
Chamaecyparis pisifera y sus variedades
Cryptomeria japonica y sus variedades
Juniperus x media y sus variedades
Taxus baccata y sus variedades

 La ventaja de plantar coníferas enanas o de crecimiento lento es evidente. No estorban y concuerdan a la perfección con el recuadro de jardincillos y de jardines del extrarradio; su aspecto y sus matices despiertan un interés duradero que varía en el curso del año: brillante follaje de primavera de los pinos y abetos, brotes azulados o verde claro, del Epicea y del abeto del Colorado, follaje rojo, de otoño del ciprés calvo, agujas de cobre bronceado del Cryptomeria, durante el invierno, constituyen una decoración según las estaciones que se renueva cada año.

Suelos y cuidados en la plantación

Fertilizantes

Aunque la mayoría de las coníferas pueden prosperar sin fertilizantes, es bueno aportar alguna vez al suelo una pequeña cantidad de abono granulado para asegurar una buena vegetación en las plantas durante los primeros años.



 Los abonos o el estiércol bien descompuesto, la turba, dan a los árboles un vigor más grande y colores más vivos, conservan una humedad favorable para el crecimiento en los suelos secos y contribuyen a la desecación de tierras pesadas y compactas.

Plantación

Después de haber hecho el hoyo para la plantación, que como norma general será por lo menos doble del tamaño del contenedor, tanto en altura como en anchura para ejemplares pequeños y medianos con el fin de que entren holgadamente; y 25 ó 30 cm. más alrededor del cepellón y otro tanto en profundidad, para ejemplares grandes. En terrenos pobres y poco profundos es necesario hacer el hoyo más grande de lo anteriormente dicho.

Las coníferas de más de 1 m de altura pueden tener necesidad de un tutor si tienen pocas raíces, o si el cepellón es demasiado pequeño; el tutor se coloca en el lugar antes de rellenar el hoyo para evitar que se estropee el cepellón.

 Es bueno proteger a las coníferas de gran estatura y temperamento delicado con una película de polietileno con el fin de evitar quemaduras causadas por las heladas. El viento produce a menudo más estragos que los grandes fríos; tanto que la combinación de los dos pueden matar las coníferas recientemente plantadas.

Cuando una conífera se planta sobre el césped, debe cortarse éste por lo menos a 30 cm. alrededor de la base y conservar este emplazamiento sin hierba, así como para un árbol cuyo ramaje alcanza 60 cm. de diámetro en la base, conviene reservar un emplazamiento de un diámetro como mínimo de 1,2 m. desprovisto de hierba.

Drenaje

El drenaje en el terreno es algo muy importante en la mayoría de las coníferas, y en algunas como el cedro puede llegar a ser limitante, ya que no tolera terrenos encharcados.

Localización

Las coníferas de follaje dorado no adquieren un bonito color más que a plena luz y a pleno sol, aunque algunas variedades tengan tendencia a quemarse bajo los climas muy calientes, cuando la atmósfera es limpia; estas mismas variedades pueden también sufrir con el viento a lo largo de inviernos muy fríos; entonces es necesario no plantarlas en un lugar demasiado sometido a la acción de los vientos. Se asegura a menudo que el follaje de las coníferas glaucas o azulinas tiene matices más ricos y agradables en las situaciones ligeramente sombreadas; estas coníferas se consiguen igualmente en los lugares soleados.

 Altura

Para obtener una flecha en las coníferas (un brote principal vertical), obtenidas por injerto o esqueje, es aconsejable entutorarlas desde pequeñas, y dirigir su crecimiento por podas  o mejor dicho por pinzamientos de brotes jóvenes, para que crezcan equilibradas. En algunas, por ejemplo Cedrus atlantica “Glauca”, durante su formación conviene cortar el ápice principal, por lo menos cada dos años, y elegir de los nuevos que resulten el más fuerte y mejor formado. Así se corrige la tendencia rala que tiene esta planta de crecer.

Setos de coníferas

Un buen seto de coníferas es irremplazable; por su verdor espeso y persistente, puede proteger eficazmente una casa o un jardín contra la acción de los vientos fríos y constituye una pantalla para preservarse de miradas indiscretas. Las plantas deben estar espaciadas, de 50 a 80 cm. según la altura y espesor que se desee dar; antes de la plantación que se practica como hemos indicado anteriormente, se impone una preparación preliminar del terreno en una longitud de 1 m. a 1,20 m. Generalmente es preferible utilizar ejemplares jóvenes por dos razones: las plantas en su juventud emiten un sistema de raíces más sólidas que las plantas de edad y su precio de compra es más bien pequeño.

 Multiplicación de las coníferas

Como las otras plantas, las coníferas pueden multiplicarse por semillero, por trasplantes y por injertos.

Numerosas coníferas arraigan en estacas, pero la mayoría exigen un tiempo bastante largo para enraizarse, especialmente si no se utilizan los métodos modernos de multiplicación: invernaderos, sustancias de desarrollo, niebla artificial.

Insectos, parásitos y enfermedades

Como las otras plantas, las coníferas tiene sus enemigos; así la Picea glauca “Conica” es a menudo atacada por las arañas rojas al final de la primavera y al principio del verano; esto no es lo mismo para otras especies; estos parásitos pican los órganos verdes para chupar la savia lo que ocasiona la caída de las hojas y la debilitación de las plantas. Para prevenir este género de desgastes, hace falta vigilar atentamente los árboles que son sensibles, e intervenir desde el principio de la invasión, antes que estos se encuentren perjudicados; una pulverización sistemática con la ayuda de un insecticida o de un acárido especifico, será suficiente seguido de una segunda intervención dos semanas más tarde, para asegurar que los huevos nacidos en el intervalo sufran la misma suerte.

 Existen unos síntomas visibles, que nos pueden indicar cuándo existe un ataque de insectos, sin que tengamos que buscarlos, porque son difíciles de ver. Ejemplo de esto que estamos diciendo, es la presencia de hormigas pululando por troncos y ramas, moscas y avispas merodeando por la planta. Color negro producido por la fumagina, hongo que se reproduce y vive de las deyecciones azucaradas de los pulgones y cochinillas. Cualquiera de estos síntomas nos pondrán en guardia para hacer un examen más exhaustivo en la planta y elegir el producto fitosanitario más adecuado para su eliminación.



Fuente: Coníferas ornamentales
Editorial Grupo Mundi - Prensa

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