ARTE Y JARDINERÍA Diseño de Jardines
Los estanques y jardines acuáticos dan frescura y relajación a nuestros jardines
En todas las épocas, y en todos los estilos de jardinería, el agua tuvo y sigue teniendo un papel trascendental, pues es el centro en el que trascurre la vida, tanto vegetal como animal, es decir, donde la microflora y la microfauna encuentran su medio de desarrollo.
El sólo hecho de observar un estanque con plantas acuáticas y peces en un día de sol permite apreciar el flujo de organismos a su alrededor: alguaciles, caracoles de distintos tamaños y características, arañas de agua, mariposas, diversos pájaros, insectos sobre las flores de nenúfares y lotos, ranas, sapos, renacuajos…
El agua le transfiere movimiento al jardín, porque es un fluido, un elemento móvil y dinámico, que cambia de color durante el día y según las estaciones. También responde a la acción del viento, y en los días calmos se transforma en un espejo, que refleja el cielo y las plantas.
Un jardín de acuáticas tiene como particularidad quitar esa sensación de paisaje estático que tienen las obras arquitectónicas y las composiciones de la jardinería geométrica.
Finalmente, un estanque bien realizado compensará con creces el trabajo inicial y creará por sí mismo un lugar único, inconfundible e irreemplazable.
El agua como elemento ornamental
El agua incorpora al jardín importantes efectos de valor ornamental como su color cambiante por efecto del sol, el sonido cuando fluye o se desliza por un plano descendente o por una cascada, y el valor estético que brinda una gama extraordinaria de plantas.
En la jardinería clásica, el agua tuvo un papel estético preponderante, pues acompañó obras de arte, fuentes escultóricas, monumentos, jardines geométricos con parterres acuáticos, etc.
La Italia renacentista se caracterizó por la gran profusión de obras escultóricas y fuentes con caídas y picos de agua, que representaron la época de oro de la jardinería que utilizaba al agua como elemento ornamental.
En el estilo paisajista de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el agua formó parte del paisaje, acompañó diseños más naturales, como senderos sinuosos, en donde la vegetación rodeaba lagunas con fauna acuática, como peces, patos y cisnes.
El paisajismo es el estilo apropiado para grandes extensiones y tuvo su desarrollo máximo en Inglaterra, con influencias orientales de la China y el Japón. Esto ocurrió porque Oriente es la cuna de las composiciones paisajistas, diseñadas bajo el concepto de lo natural.
La escasez de espacio hizo que los japoneses pusieran el foco en un jardín reducido a elementos simbólicos que expresaran la esencia de la naturaleza. El reflejo del espíritu japonés, aunque más tarde sufrió variantes de estilo, se halla en las piedras, el agua, las plantas y las montañas. Las representaciones del agua en estos jardines orientales se caracterizan por lagos de aguas tranquilas, alteradas únicamente por el sutil movimiento de los peces, o por cascadas cayendo de lo alto de una montaña sobre un lecho de piedras y cantos rodados, o simplemente en el fluir de un chorro de agua que se escurre desde una caña de bambú y cae entre las piedras. Todas estas formas son claros símbolos de vida.
Diseño de espacios acuáticos
Diseñar es un proceso creativo que incluye conocimientos estéticos (manejo de la forma y el color, armonía, equilibrio y unidad) y técnicos, que hacen a la funcionalidad del producto diseñado, es decir, que sea habitable, que responda a los fines de su creación, que su mantenimiento sea viable, etc.
Aunque la manera de encarar un diseño depende en gran medida de los gustos personales, ideas y necesidades, existen algunas reglas generales que hay que tener en cuenta, como por ejemplo seguir un plan o proyecto básico, y respetar en todo momento la simplicidad y el detalle armonioso de las líneas, evitando la decoración en exceso.
Otro elemento para tener en cuenta es el equilibrio de la composición, para lograr esto se deben compensar los diferentes espacios
La forma y el color determinan centros de atracción; de este modo, un loto de enormes hojas verde grisáceas y pubescentes no pasa inadvertido en un lugar y crea un ambiente exótico. En cada sector del estanque habrá que darle importancia a estos conceptos básicos, mediante la selección adecuada de materiales, obras, especies, etc.
La oposición de colores contrastantes primarios entre si –rojo, azul, amarillo—produce un contraste muy fuerte, ciertas veces chocante, por lo tanto si se utiliza debe ser en pequeñas dosis. Con colores secundarios –naranja, verde, violeta--, se logra resaltar cada componente e imprimir fuerza y personalidad a la composición. Por ejemplo, combinaciones de azul y naranja, o rojo y verde, o amarillo y violeta valorizan el diseño y crean un foco de atención dentro de una composición armoniosa.
Con los colores primarios trabajados en tonos decrecientes se logra crear una cierta armonía, pero algo monótona, por lo cual habrá que incorporar un color complementario que le imprima fuerza al conjunto.
A partir de las texturas también se pueden crear contrastes, por ejemplo con hojas finas y erguidas de los juncos, que contrastan con las matas bajas de las ruellias y hostas, que poseen hojas redondeadas. O ciertas hojas de disposición horizontal, como las de Nymphaeas y Aponogeton, combinan con las hojas rígidas y erguidas de los Iris pseudocorus y de las Typhas. Lotos y juncos, por ejemplo, difieren en sus formas, textura y color. En los bordes del estanque, se pueden combinar ruellias, planta de matas de hojas blandas, y Acorus gramineus, de hojas finas y erguidas.
Otro factor importante es que siempre se debe guardar la proporción entre los componentes y la superficie contenedora. Un estanque de grandes dimensiones no guarda las proporciones ideales en un jardín de superficie muy pequeña; y en un jardín muy grande no es armónico un pequeño estanque. Del mismo modo, un contenedor pequeño no está proporcionado con plantas muy grandes, ni a la inversa.
En un espacio pequeño, pueden integrarse plantas acuáticas constituyendo una composición naturalista, con Iris pseudocorus, Iris laevigata, Mentha aquatica, Aponogeton distachyus y macetas en derredor con plantas que se integren al conjunto e imprimen un aspecto armónico.
En un estanque muy pequeño, una buena escultura y un lugar con agua y pocas plantas como Azolla, Salvia o Lemna logran crear un ambiente especial.
Todos los elementos intervinientes en la composición de una cascada, estanque o fuente, deben estar en proporción con el jardín y con la composición acuática. Los materiales elegidos para la construcción del estanque, como, por ejemplo, las piedras para las caídas o los escalones y las que forman la parte básica de la estructura, deben tener el mismo origen, tal como ocurre en la naturaleza.
Asimismo, se debe tratar de no combinar plantas de crecimiento lento con otras de crecimiento rápido en la plantación del borde y en el entorno. Tampoco, plantas que se hielan, con plantas rústicas.
Construcción del estanque
Los estanques pueden ser tanto informales o paisajistas, como formales y geométricos. Dentro de ambas categorías pueden construirse tanto rectangulares, circulares, oblongos, cuadrados o hexagonales. Asimismo, tendrán líneas libres, curvas apaisadas, más blandas, etc.
Comprenden los lugares que sirven de intermediarios entre los sitios de estar y el jardín. Son de piso de listones de madera dura y permiten reuniones en un lugar seco, donde se puede colocar sillas, mesas, etc. Desde aquí, es posible observar el jardín sin la humedad y el barro que rodean el estanque.
Iluminación
Existen en el mercado diferentes tipos de iluminación, como focos y juegos de spots, que iluminan jardines y estanques acuáticos con su luz artificial y permiten disfrutar de su vista durante un paseo nocturno.
Son recursos para crear un pequeño jardín acuático y pueden ser de distintos materiales: cerámica, tinajas de barro, contenedores tipo tanque australiano de dimensiones reducidas (1 a 2 m de diámetro), barriles de madera de la industria vitivinícola, etc.
Accesorios
Las esculturas con figuras humanas, niños, ángeles, etc. solían acompañar las obras acuáticas de los jardines geométricos en la jardinería clásica. Actualmente, se recurre más a los trabajos de estilo no figurativo.
Este estilo de jardín se caracteriza por un predominio de lo simbólico sobre lo espontáneo. A la hora de diseñar los puntos fundamentales para su creación son el agua, las piedras y las plantas.
El agua aparece en un estanque de formas irregulares, también deslizándose entre las piedras, con caídas y saltos de una cascada. Este diseño representa la fuente de la vida. Las piedras de distinta forma, tamaño y alturas simbolizan las montañas y las jerarquías en la vida.
Es un jardín asimétrico, armónico, equilibrado, con un estudioso análisis de los materiales naturales y del funcionamiento de la comunicación del jardín. Es simple, directo, sencillo, de líneas curvas, creando siempre lugares para sorprender al paseante, rincones para la meditación, la tranquilidad y la observación de la flora y la fauna.
La fauna acuática más utilizada en estanques está compuesta por los peces de agua fría, porque pueden soportar temperaturas bajas en invierno. Pero para lograr eso, es indispensable que los estanques tengan una profundidad de uno 80 cm. de agua, pues así los peces tienen la posibilidad de protegerse en el fondo de las heladas que cubren la superficie del agua con una capa de escarcha. Asimismo, la profundidad del estanque es necesaria en verano para que los peces se protejan de las altas temperaturas.
En un estanque con vida biológica, se deberán seleccionar correctamente las plantas, teniendo en cuenta sus características, su crecimiento y la cantidad. Por ejemplo, se deberá evitar las acuáticas muy invasoras y de rápida multiplicación como la lenteja de agua (lemna gibba), pues en poco tiempo cubrirá la superficie quitando luz al resto de las plantas, atascando los filtros y provocando como resultado una maleza peligrosa para los peces.
La fauna acuática del estanque comprende asimismo ranas y sapos, y una gran diversidad de insectos como arañas de agua, libélulas, alguaciles, caracoles redondos y pequeños, y caracoles comunes.
Los problemas más importantes de los estanques son la calidad química y biológica del agua, basada en la reacción del agua o pH, la cantidad de carbonatos del calcio, la sanidad de los peces, la compatibilidad de fauna y plantas, el mantenimiento de los filtros, el estado de las bombas de recirculación y la limpieza en general.
Fuente: Estanques y jardines acuáticos
Una guía esencial para construir estanques, jardines acuáticos,
fuentes y cascadas en el jardín
Martha Álvarez
Editorial Albatros
muy buenos consejos gracias
ResponderEliminarGracias a ti por tu atención.
Eliminarme lo guardo en favoritos, muy interesante
ResponderEliminarMuy buena la pagina! Yo vivo en una zona fría, algo alta 900 msn, en Neuquen, patagonia. Es posible hacer estanques con plantas acuáticas (hay heladas y nieve, claro en invierno)? vale la pena? Gracias!!
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