ARTE Y JARDINERÍA Diseño de Jardines
Las plantas de interior, sus características, utensilios y fertilizantes
Al entrar en un piso, resulta difícil no descubrir, plantas de interior en un rincón o sobre una repisa, sobre el alféizar de la ventana o sobre la mesa. La variedad de especies de plantas que ahora ya forman parte de la decoración ha aumentado enormemente estas últimas décadas gracias a la importación de admirables especies exóticas y al cuidado con el que los floricultores han creado variedades cultivadas que se adaptan a nuestro clima. Sin embargo, para expresarse completamente en todo su esplendor de hojas o flores, todas las plantas necesitan el lugar más apropiado en el interior del piso: a plena luz, incluso en beneficioso contacto con los rayos del sol, a la sombra, en la ventana, en una maceta colgante desde la que dejar caer sus gráciles tallos o bien junto a un estribo largo en el que apoyarse.
Dentro de la definición de “plantas de interior” se incluyen todas las especies y variedades cultivadas que el hombre ha seleccionado a lo largo de los años por sus valores estéticos y, sobre todo, por su capacidad para vivir en condiciones ambientales particularmente difíciles. De hecho, no existen auténticas “plantas de interior” por naturaleza, en cuanto que ningún vegetal está adaptado a crecer en el reducido espacio de una maceta y a vivir encerrado en una habitación, donde, en general, las condiciones de vida son precisamente opuestas a las que encontramos en la naturaleza, y no favorecen, por tanto, el desarrollo de la planta. Además, algunas especies, como los conocidísimos Ficus benjamina y Ficus elastica, en su hábitat de origen son auténticos árboles, y resulta evidente que tan sólo “forzándolos” podemos obligarlos a vivir en una maceta y en el interior de un piso. No obstante, muchas plantas soportan y se adaptan a las condiciones extremas impuestas por el hombre.
Los accesorios
El cuidado de las plantas en casa tiene la ventaja de que requiere pocos utensilios. No obstante, el hecho de disponer de los más adecuados le facilitará mucho el trabajo.
Utensilios necesarios
En primer lugar, olvídese de usar una botella cualquiera, incómoda y poco práctica, para regar las plantas y compre una regadera. Busque una con el “cuello” largo y estrecho, para poder llegar con facilidad tanto a las plantas que se encuentren en alto como a las que estén escondidas en el fondo de un grupo. Además, la regadera debe poder transportar una cantidad considerable de agua, porque si no se pasará todo el día corriendo del grifo a las plantas.
Necesitará también unas buenas tijeras para podar las resistentes ramas de las plantas trepadoras y de los arbustos. Para las plantas más pequeñas, las tijeras grandes son bastante incómodas: hágase con unas tijerillas puntiagudas y afiladas para poder cortar las hojas y las flores marchitas sin dañar el resto de la planta.
Es necesario realizar una rociada con un pulverizador para conservar las plantas sanas y frescas cuando hace calor, especialmente si se trata de especies tropicales que requieren un elevado grado de humedad. Compre un pulverizador que expulse el agua como si fuera vapor; los que expulsan gotas hacen más mal que bien.
Para distribuir el abono necesitará una pequeña paleta, sírvase de un almocafre para remover la tierra (sustrato) de la maceta. Es necesario este tipo de operaciones para evitar la aparición de musgo en la superficie del mantillo.
Fertilizantes y soportes
Para facilitar su crecimiento, las plantas deben ser nutridas una media de una a dos veces al mes en primavera – verano. Existen varios tipos de fertilizantes: líquidos concentrados que tienen que ser disueltos en agua y vertidos en la tierra, polvos secos que son disueltos en agua y fertilizantes sólidos en barra o tableta que, simplemente, se introducen en la tierra.
Cuando las plantas crecen, muchas necesitan ser sostenidas, incluso las que no son trepadoras. Para ello, utilice una caña de bambú de longitud variable o pequeños trozos de caña partidos a lo largo y pintados de verde para que se confundan entre las hojas. Sea cual sea el tutor elegido, asegúrese de que sea lo bastante robusto para sostener bien la planta. Ate la planta al soporte con guita fina, rafia o hilo metálico forrado de plástico muy flexible. Algunas plantas tropicales producen unas raíces que, mediante sus pelos radiculares, tienden a enredarse en el soporte. Para dichas plantas resulta positivo utilizar un rodrigón cubierto de musgo, que se inserte en la maceta, sobre el cual las raíces engancharse con facilidad.
Contenedores para trasplantes
Los meses ideales para los trasplantes son marzo y abril. Las plantas pequeñas son trasplantadas en macetas de hasta 7 cm. de diámetro; las plantas medianas, en macetas de hasta 15 cm.; y las grandes, en tiestos de 25 cm. o más.
Las plantas crecen bien en un sustrato a base de turba, que tiene la ventaja de ser limpio y ligero, fácil de transportar y particularmente adecuado para cestas colgantes. La alternativa es un sustrato a base de mantillo de jardín, hojas y arena, según sean los requerimientos de las diversas especies.
Los pesticidas
Es aconsejable tener a mano un pesticida para poder aplicarlo al primer síntoma de enfermedad. Casi todos los pesticidas se disuelven en agua y permiten una pulverización sobre las plantas; sin embargo, también pueden encontrarse disueltos en forma de aerosol. Asegúrese de que compra un pesticida para plantas de interior, y no uno preparado para usar en el jardín, ya que los productos químicos de jardín son demasiado tóxicos como para utilizarlos en un espacio tan limitado como es la casa.
La elección de las macetas
Las macetas pueden ser de diversos materiales y tener formas y estilos diferentes. Ante todo, por tanto, hay que elegir el contenedor que más se adecue por su base a la planta que se pretenda poner en él. La elección de la maceta adecuada, ya sea para el ambiente como para la planta que se quiere cultivar, constituye un elemento clave para poder obtener buenos resultados. Por tanto, es importante estar bien informado de los diferentes tipos de macetas disponibles, de su calidad y de sus eventuales efectos.
Los materiales
Existe una amplia gama de formas y materiales de macetas para plantas de interior: terracota y plástico son los más utilizados. Con la elección de formas y tamaños diversos se pueden satisfacer tanto las exigencias prácticas como los gustos personales.
El material más utilizado para las macetas es la terracota. Los tiestos de arcilla y cocidos al horno, pueden ser fabricados artesanalmente a mano o, más industrialmente, con moldes. Los más bonitos son, sin duda, los artesanales, que con los años adquieren típica pátina y matices un poco descoloridos que quedan bien con cualquier tipo de planta. Estas macetas, sin embargo, son muy caras, pero en algunas tiendas se pueden encontrar, a precios económicos, bonitas imitaciones que recogen las formas y los adornos antiguos. Por supuesto, siempre deben ir acompañadas de un plato para recoger el agua sobrante; otra posibilidad sería colocar un plato inferior de cerámica o plástico que, al ser impermeable, permita poner la planta sobre los muebles o en el suelo de madera sin riesgo a causar desagradables manchas de humedad.
Las macetas de plástico, en las que se cultivan generalmente todas las plantas de vivero, tienen la ventaja de ser muy económicas, prácticas y ligeras, pero desde el punto de vista estético resultan inadecuadas para todos los ambientes. Sin embargo, si decide utilizarlas, evite en todo caso que sean de color blanco, que impresionaría a la misma planta, y elija más bien una verde o negra, que pasará más desapercibida. Si lo desea, también podría pintar la maceta con un color que armonice con la planta y el ambiente que le rodea; así mismo, también tiene la opción de forrarla de papel crespo o de colocarla dentro de un florero. El poco peso de la maceta de plástico, que la hace tan práctica, también la convierte en un recipiente inconsistente y frágil. A diferencia de la terracota, además, no permite la transpiración de las raíces y otros problemas fisiológicos causados por la acumulación de humedad.
Últimamente se está difundiendo la práctica de cultivar algunas plantas de apariencia trepadora en cestos colgantes. Si utiliza este tipo de maceta tenga en cuenta que las plantas deben regarse con mayor frecuencia. Si las sitúa en alto, asegúrese de poder llegar hasta ellas con una regadera o con una manguera. Para colgarlas utilice un cordel fuerte o una cadena unida a un gancho o a una abrazadera de metal fuertemente sujeta a la base que la sostiene. Colóquelas preferiblemente en el cuarto de baño, la cocina, o en cualquier local embaldosado, ya que no sería difícil que cayera agua de riego al suelo y estropeara los muebles o el parquet. También en este caso procure que haya un plato que recoja el exceso de agua. Las macetas con reserva de agua son ideales para quien no puede realizar el riego con regularidad. Se trata de unas macetas dotadas de una reserva de agua que se dispersa lentamente por la tierra de manera que las raíces pueden absorberla constantemente si la necesitan. En general muestran un indicador del nivel de agua, que señala cuánto líquido queda disponible.
Fuente: El gran libro de las Plantas de Interior
Editorial Geo Planeta
son muy hermosas me encantan y ahre un jardin similar al suyo
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