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jueves, 29 de septiembre de 2011

Rosas. Una explosión de color en nuestros jardines

ARTE Y JARDINERÍA Diseño de Jardines

Las rosas llenan de color nuestros jardines, muy utilizadas en Diseño de Jardines



Las rosas son una de las flores más románticas, no se ven superadas por ningún otro grupo de plantas en cuanto a belleza y fragancia. Son muchos los que cultivan y valoran las rosas y, para algunos, constituyen un elemento casi indispensable en todo jardín moderno.

Cultivo de rosales

Con unas 150 especies y miles de cultivares, tanto antiguos como modernos, hay miembros de género Rosa que se adaptan a una enorme cantidad de situaciones de jardinería. Proceden de una amplia gama de hábitats de todo el hemisferio norte y, con unas pocas excepciones, la mayoría de rosas de cultivo son muy resistentes. Con la atención que necesita su cultivo, recompensarán al jardinero con una profusión de capullos.

Todas las rosas se desarrollan bien cultivadas en lugares abiertos y soleados, en un suelo fértil, rico en humus, húmedo pero bien drenado. No obstante, evite plantarlas en un suelo donde antes se hayan cultivado rosas, ya que pueden verse afectadas por enfermedades del suelo causadas por la acumulación de organismos nocivos de la tierra.

Las rosas se pueden cultivar entre bulbos, plantas perennes y otros arbustos, en un arriate mixto, siempre que las plantas que las acompañen no compitan directamente con ellas por la humedad y los nutrientes. Elija compañeras de raíces superficiales, como los numerosos geranios herbáceos y clavellinas, o separe las plantas a distancia suficiente para permitir un empajado y alimentación alrededor de la zona de raíz de la rosa.

Mantener el interés todo el año

Como grupo, las rosas tienen una prolongada temporada de florecimiento, desde los capullos de principios del verano de la “Frühlingsmorgen”, pasando por el florecimiento de mediados del verano, hasta las primeras escarchas, gracias a los rosales que repiten florecimiento. Algunas también dan atractivos frutos (escaramujos) que prolongan la temporada, notablemente los escaramujos de las rugosas, parecidos a tomates, los vistosos frutos escarlata en forma de redoma de la R. moyesii y los escaramujos negros y redondeados de la r. pimpinellifolia. El corte regular de los escaramujos permite ampliar la temporada al reconducir el gasto de energía desde la formación de semillas a la producción de flores.

Características ornamentales

Las rosas abarcan casi todos los matices del espectro, excluido el verdadero azul, y algunas tienen una fuerte fragancia, que va desde el aroma embriagador y dulce de las Damascenas al almizcleño o especiado. Algunas rosas tienen espinas ornamentales, sobre todo la R. sericea subesp. omeiensis f. pteracantha, con sus grandes espinas triangulares que brillan con un tono rojo sangre iluminadas desde atrás.

El follaje también puede causar impacto: las hojas de un suave gris púrpura de la R. glauca y el verdeazulado de las rosas Alba son un contraste perfecto con las flores carmesíes y púrpuras. Las texturas del follaje varían desde lo brillante a lo mate, desde lo delicado, como un helecho, hasta lo robustamente arrugado, como en la R. rugosa.

Diseño con rosas

Las rosas se pueden utilizar para varias funciones de diseño puesto que tienen una gran diversidad de porte, que incluye la formación de montículos, a veces las rosas de tapizado y las densamente arqueadas y abiertas chinas y adamascadas. Muchas son lo bastante versátiles como para ser utilizadas de más de una forma.

 Un jardín de rosas diseñado en un estilo informal es quizá la forma más tradicional de utilizar los rosales y los bancales geométricamente ordenados quizá sean los más adecuados para el crecimiento erguido de muchas rosas arbustivas. También se pueden utilizar los rosales como especímenes, aunque la selección de uno solo como favorito resulta difícil al haber tantos cultivares entre los que elegir.

Los rosales varían de tamaño desde los diminutos arbustos en miniatura como el R. “Rouletii”, que son con sus 20 cm de alto son perfectos para macetas y jardineras que se colocan en los alféizares, hasta el más extenso de los trepadores, como el R. “Bobbie James”, que alcanza los 10 m de altura o más cuando trepa a través de árboles grandes. Utilizar los cultivares más altos de rosales densos, espinosos y arbustivos, como las rosas Rugosa, permite crear divisiones de espacios dentro del jardín. Pueden adquirir la forma de grandes setos impenetrables que aportan seguridad e intimidad o, si se utilizan rosales de crecimiento más bajo, se pueden formar compartimientos ajardinados definidos por setos o borduras bajas.

Los rosales trepadores y rastreros son extremadamente versátiles y se pueden situar sobre una pared para que actúen como telón de fondo lleno de colorido de las plantas cultivadas en primer plano, o sobre enrejados, para formar una pantalla. Como todas las plantas trepadoras, son muy valiosas para prestar altura cuando se dejan crecer sobre columnas, pérgolas y arcadas, y crean un punto central de atención si se cultivan sobre estructuras erguidas, como trípodes y pirámides.

Muchas de las clases rastreras también pueden dejarse caer colgado, para crear elegantes puntos de atención.

Los rosales de tapizado son ideales para cubrir orillas soleadas e inaccesibles, ya que la mayoría exigen poca poda regular.


Crecimiento en macetas y jardineras

Los rosales más pequeños, y especialmente los arbustivos en miniatura, son perfectos para macetas y jardineras. Los más pequeños, el Baby Masquerade (“Tanba”) y el Darling Flame (“Meilucca”), son adecuados para alféizares de ventanas, mientras que los cultivares de porte extendido, como el Kent (“Poulcov”), son excelentes para cestos colgantes.



Fuente: Nueva Enciclopedia de PLANTAS Y FLORES
The Royal Horticultural Society

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