ARTE Y JARDINERÍA Diseño de Jardines
Las flores silvestres también se pueden utilizar para crear prados en Diseño de Jardines
La jardinería de flores silvestres surge, en parte, por el deseo de conservar especies nativas amenazadas por la erosión de sus hábitats naturales, aunque estos hábitats no sean exactamente reproducibles, el cultivo incluso de una pequeña zona de flores silvestres contribuye a su conservación y atrae a una serie de insectos (a menudo benéficos) y otra fauna al jardín.
A menudo la creación de una zona de flores silvestres es la mejor manera de utilizar una parte del jardín que no se presta al cultivo convencional, tal vez porque es demasiado abierta, inclinada o seca, o porque tiene un suelo pobre.
Jardines de flores silvestres
Los hábitats de las flores silvestres son muy diversos, pero comprenden prados y praderas ricas en flores, prados alpinos, trigales, tierras pantanosas y monte.
Al planear una zona de flores silvestres, valore el emplazamiento, teniendo en cuenta el clima, tipo de suelo y drenaje, y el grado de sol, sombra y protección. Las condiciones de desarrollo determinarán qué plantas prosperarán y tendrán un aspecto natural en el emplazamiento.
Un lugar abierto y soleado – de suelo bien drenado – es ideal para un prado con escabiosa común (Knautia arvensis) y galio (Galium verum) o para una zona de trigales con amapolas (Papaver) y acianos (Centaurea cyanus); un emplazamiento más expuesto podría ser adecuado para un prado alpino, con césped corto y plantas bajas como gencianas (Genciana acaulis) y espiguillas de montaña (Soldanella montana), que no serán dañadas por el viento. Los suelos anegados o húmedos pueden utilizarse como jardín de pantano, con plantas como reina de los prados (Filipéndula ulmaria).
Observe la flora silvestre local, ya que ésta le indicará qué especies cultivar, pero nunca tome flores de la naturaleza. También puede incluir alguna planta no locales que disfruten de las mismas condiciones de desarrollo y que sean acordes con el estilo de la plantación.
Variación estacional
Según el emplazamiento y las plantas elegidas, se puede planificar el despliegue principal para una estación en particular o para ampliar a lo largo de un período más largo. Un hábitat boscoso favorece plantas que florecen en primavera porque la bóveda de los árboles filtra más luz que en tiempos posteriores. Los prados están en su cima en verano, pero tienen interés durante más tiempo, desde los narcisos de primavera, como Narcissus pseusonarcissus, hasta azafranes que florecen en otoño (Colchicum autumnale y Crocus speciosus).
Establecimiento de un jardín de prado
Es mejor establecer este tipo en suelos de baja fertilidad, usando una mezcla de hierbas finas, como agrostidas (Agrostis) y cañuelas (Festuca), que no invadirán las plantas floridas. Las flores de prado típicas comprenden las perennes, como petirrojas (Lychnis floscuculi) y los farolillos de racimo (Campanuda glomerata). Existen varias mezclas de semillas disponibles, que se adecuan a diferentes emplazamientos y tipos de suelos.
Siembra y plantación
Elimine las malezas perennes vigorosas, como las romazas (Rumex) y diente de león (Taraxacum officinale), con un herbicida despazado. Después retire toda la turba y la capa superior de tierra fértil para su uso en otro sitio. Cultive el suelo finamente, afirme a pisotones o con un rodillo y rastrille ligeramente. A principios de otoño o en primavera, siembre las semillas de las flores silvestres (con arena fina para lograr una distribución pareja) a razón de 4 g por metro cuadrado, o según lo aconseje el proveedor.
Si establece flores silvestres en un prado existente, como, por ejemplo, un huerto, reduzca la fertilidad del suelo a lo largo de uno o dos años, cortando el césped con regularidad y retirando la hierba cortada.
Después introduzca plantas cultivadas en tiestos, utilizando un pequeño plantador para bulbos a fin de extraer pellas de turba.
Mantenimiento
El primer año, mantenga el césped a 5 – 8 cm, retirando lo cortado para conservar baja la fertilidad del suelo; trate las malezas perennes perniciosas puntualmente. No cuente con flores la primera estación. En años subsiguientes, corte las zonas con flores primaverales, dejando 8 cm después de que pierdan las semillas. Siga cortando cada tres semanas o una vez a finales de verano. Los prados que florecen en verano pueden segarse o cortarse con guadaña hasta finales de primavera, pero después debe dejarlos hasta principios de otoño, cuando las flores hayan perdido las semillas. Retire las hierbas cortadas después de cada siega.
Fuente: Enciclopedia de Jardinería
The Royal Horticultural Society
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