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viernes, 11 de enero de 2013

Palmera canaria (Phoenix canariensis)

ARTE Y JARDINERIA Diseño de jardines

Palmera canaria, Phoenix canriensis. Sus características




Características

Phoenix canariensis, de hasta 20 m de altura, aunque generalmente es bastante más baja. Tronco único y sin ramificar, relativamente delgado, sólo en ejemplares muy viejos y en sus regiones autóctonas puede llegar al metro de grosor. La base de las hojas, que queda sobre el tronco cilíndrico, forman alrededor de él una cubierta gruesa y compacta, que oculta la corteza.

Las hojas son de unos 5 m de longitud, dispuestas a modo de roseta en el extremo superior del tronco, muy numerosas; se han contado hasta doscientas hojas en una misma palmera. Son pinnadas, de limbo lanceolado, ápice en forma de espada, bastante fuertes y rígidas. Existen entre 80-100 pares de foliolos, relativamente cortos, sólo algo plegados longitudinalmente en el centro y desde allí extendiéndose en forma plana, de margen entero, verde oscuro pero no brillante. Peciolo de desarrollo plano y acanalado, con cortas espinas en la base, que desaparecen progresivamente hacia arriba, hasta alcanzar los foliolos.

Flores unisexuadas y separadas en diferentes individuos, plantas por lo tanto dioicas. Inflorescencias abundantemente ramificadas, grandes, largas, de hasta 2 m, que aparecen doblándose entre las densas hojas. Las flores aisladas son muy pequeñas, de color amarillo.

Fruto ovoide, que se desarrolla masivamente en las inflorescencias. Drupa de unos 2-3 cm de tamaño, pardoamarillenta, con una semilla redondeada, muy dura, no comestible y sin ninguna utilización.

Distribución

Palmera indígena únicamente de las islas Canarias, pero plantada desde hace ya bastante tiempo en toda la región mediterránea como árbol ornamental (también en avenidas y calles), siendo muy frecuente.

Época de floración: marzo a junio.

Generalidades

El género Phoenix, con una docena de especies, se encuentra distribuido en los trópicos y los subtrópicos. Su hábitat natural es el clima muy seco y caliente. La especie aquí descrita, la palma canaria, es una de las más decorativas y se reconoce fácilmente por sus hojas pinnadas muy largas y dispuestas muy densamente. Se encuentran magníficos ejemplares creciendo libremente hasta en la región mediterránea de Italia (Tessina). Más al norte de los Alpes, debe pasar el invierno a resguardo de las heladas, por lo que sólo se puede mantener en macetas.

La palma de dátiles (Phoenix dactylifera) se distingue de la anterior por su tronco, considerablemente más delgado que soporta hojas de menor tamaño (hasta 4 m de longitud) y mucho menos numerosas (cada palmera unas 30 hojas), siempre pinnadas, pero de limbo algo más ancho. El conocido palmar de Elche, en el sur de España, no es autóctono, sino originado por los árabes.

La madera de las palmeras está constituida por diferentes fascículos que, en un corte transversal del tronco, se distribuyen de forma irregular. Como consecuencia, no se pueden observar líneas de crecimiento. Industrialmente es muy poco utilizada.





Fuente: Guías de Naturaleza Blume
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