ARTE Y JARDINERIA Diseño de jardines
Como orientar y emplear las plantas y los árboles en Diseño de Jardines
En Diseño de Jardines hay que evitar
las sombras inoportunas y orientar otras a nuestro gusto. La urbanización
del solar propio y el terreno de nuestros vecinos definen desde el principio
los lugares de sombra. Asimismo, hay que tener en cuenta que la proyección de
sombras de árboles o setos no acaba tampoco en la linde de un terreno. La persona
que adquiere un jardín ya diseñado se encuentra de todas formas ante hechos
consumados, y en el caso de que la propiedad sea un alquiler o un arrendamiento
las posibilidades de introducir cambios son aún más limitadas.
No
obstante, en el jardín propio siempre se podrá reconducir un poco la luz y las
sombras, o al menos introducir pequeñas correcciones y mejoras. En un jardín de
nuevo diseño, el espacio da más juego, evidentemente. En esta situación, lo más
importante es la elección de las plantas y su ubicación teniendo en cuenta la
proyección de los rayos solares, ya que muchas veces no se piensa
suficientemente lo que se pondrá en evidencia al cabo de unos años.
La
planificación y el tratamiento que exige el emplazamiento de las sombras sin
duda son detalles especialmente difíciles porque, conforme pasa el tiempo, el
solar va sufriendo transformaciones al margen del crecimiento de las plantas. Por
otra parte, con los años también pueden cambiar el gusto y las aspiraciones del
propietario del jardín, de modo que tal vez prefiera crear zonas nuevas o
sustituir algunas plantas por otras que requieran menos cuidados. Suponiendo que
así sea, vuelve a plantearse la pregunta: ¿Se dan las condiciones de luz
apropiadas o puedo eventualmente llegar a conseguirlas? Precisamente, en zonas
de sombra, es más fácil adaptar el emplazamiento de las plantas a determinadas
condiciones que al revés.
La planificación de las
sombras
Si
pretendemos diseñar un jardín en su totalidad, se recomienda siempre guiarse
por un boceto. No obstante, aun cuando sólo se desee modificar una parte del
mismo, un boceto resulta igualmente de gran ayuda. Asimismo, el hecho de
contemplar durante un tiempo el terreno sobre el papel y desde distintas
perspectivas puede aportar nuevas ideas. Para empezar, se traza un plano de
todo el terreno y se copia varias veces para comprobar los resultados de los
distintos proyectos. Y llegado a este punto se debería hacer lo que muy pocas
veces se hace, a saber, incluir las zonas de sombras de distintos tipos en
algunas copias. La situación de los elementos en el plano se puede estudiar en
los meses de invierno, cuando el jardín está libre, si bien la progresión de
las sombras debería observarse desde mediados hasta finales de junio,
preferentemente en el momento en que el sol está más alto, hacia el día 21.
Para
ello, se toman tres copias del plano, en el que se introduce la proyección de
las sombras de los inmuebles existentes y los árboles por la mañana, a mediodía
y al atardecer, por ejemplo en forma de superficies rayadas. La exactitud en la
medición no importa tanto como reflejar sobre el papel la dirección que adopta
la proyección de las sombras. Asimismo, es suficiente con distinguir entre
sombras ‘ligeras’ e ‘intensas’, por ejemplo mediante un rayado más o menos
pronunciado. Otra alternativa podría ser un plano donde se considerasen los
tres momentos del día, diferenciados entre sí con la ayuda de letras, lo cual
no pasa fácilmente desapercibido. Debido al cambio de hora del verano, para
conocer el impacto del sol y las sombras de mediodía resulta determinante el
tiempo que transcurre entre las once y las doce horas. Si hacen este esfuerzo, verán
su jardín con otros ojos. Los cambios de luz que se suceden a lo largo del día difícilmente
se perciben con tanta claridad y exactitud como con este método. El orden de
las zonas del jardín se aprecia mucho mejor. En último término, pueden
introducirse otras zonas de sombra aún no existentes distinguiéndolas con otro
color, y de este modo diseñar el emplazamiento de los arbustos.
En
el caso de los setos y grandes arbustos previstos deberían, por el contrario,
marcarse de forma aproximada la proyección de las posibles sombras (¡en estado
de crecimiento!).
Para
establecer una valoración realista resulta de gran ayuda contemplar el jardín
desde un punto elevado: puede ser muy conveniente contemplar a conciencia otros
jardines desde el punto de vista de la distribución de las sombras y sus
efectos, ya que siempre se pueden encontrar soluciones que se adapten bien al
jardín propio.
Emplazamientos soleados
Según
la organización del plano se plantean cuestiones decisivas para la vida en el
jardín que se diseña: ¿Qué quiero? ¿Cuánta superficie necesito para ello? Y
sobre todo ¿qué zonas requieren necesariamente sol? Las respuestas podrían ser
las siguientes: un estanque con nenúfares, macizos de rosas, arriates de
plantas vivaces de flor, un emplazamiento soleado para las horas de ocio, un
huerto con hortalizas y hierbas aromáticas, un jardín de rocalla, arbolitos
frutales o plantas mediterráneas y tropicales de cubeta. Sobre el papel, la
pugna gira ahora en torno a las zonas soleadas y después se establecen
compromisos. La zona de asueto soleada no puede estar en un extremo, a causa de
los rayos ultravioleta; las verduras dan mucho trabajo, así que un rincón para
lechugas, rabanitos y hierbas aromáticas puede ser suficiente. Por otro lado,
las plantas de sombra son también muy bonitas, de modo que unas vistosas
consueldas junto a las rosas pueden bastar…
Las
zonas de plantas que necesitan al menos entre cinco y seis horas de sol diarias
tienen ahora asegurado su sitio. Los lugares donde según el plano sólo hay
sombras a mediodía son tan idóneos o incluso mejores que los que se encuentran
a pleno sol. También entra en consideración un emplazamiento sombrío únicamente
por la mañana.
De
esta forma, todas las exigencias están cubiertas; no obstante, tampoco deben
olvidarse las superficies de césped. Las mezclas de césped habituales suelen
tolerar ciertos niveles de sombra, pero si las sombras son duraderas o incluso
moderadas, éstas ya no se adaptan tan bien y la tierra se cubre de musgo. Al césped
debería darle el sol más o menos durante medio día, sobre todo si es el lugar
de todo el jardín en el que se realizan más actividades de ocio. De no ser así,
se recomiendan mezclas de césped especiales para zonas umbrías. Las franjas de
sombras luminosas o temporales no resultan dañinas para estas zonas del jardín
ni tampoco para los grupos de plantas; todo lo contrario, ya que tanto las
rosas como los céspedes y muchas vivaces las reciben con alivio en los días
soleados y cálidos. De hecho, éstas también satisfacen al estanque, aunque en
este caso el follaje de los arbustos de hoja caduca plantea problemas, por lo
cual debe retirarse diariamente en otoño. Para cubrir parcialmente de sombras
el estanque, se pueden encontrar arbustos considerablemente altos que se
planten en su proximidad o en la orilla del agua.
Crear la sombra deseada
Muchos
propietarios que tienen sombras cambiantes en su jardín tal vez pasarían por
alto este apartado. No obstante, en ocasiones se da el caso de que el sol del
verano resulta indeseable en ciertas zonas del jardín, como corroboran cientos
de miles de compradores de sombrillas. Proteger el lugar de ocio del cálido sol
del mediodía es un deseo muy común.
Fuente: El Jardín de Sombra
Joachim Mayer
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