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sábado, 3 de agosto de 2013

Césped y sus cualidades. Funcionales y visuales

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Cualidades funcionales y visuales del césped




La cualidad de un césped está en función de su utilidad, apariencia, y en el caso de céspedes deportivos, también de su jugabilidad. La utilidad de un césped puede variar, así si se trata de estabilizar una zona solo bastará con que la zona sea estable. 

Por el contrario un césped ornamental debería ser denso, uniforme, de un color bonito, es decir tener desde un principio una serie de cualidades. E igualmente un césped deportivo requiere de una serie
de características para el juego en concreto, Así en un campo de fútbol este debería ser firme a las carreras, resistente al uso, con buena recuperación después de daños. etc.

Las características de cada césped pueden variar, por ello la cualidad va en función de los requerimientos subjetivos de cada zona, Si vemos un césped de Festuca desde un automóvil a una velocidad determinada podemos verlo igual de atractivo que otro, pero puede ser considerado de inferior calidad cuando lo comparemos con otro, ya desde cerca, en base a su textura, densidad, etc.

Así también un césped de Poa puede ser un excelente césped para espacios ornamentales, pero es inapropiado para un green de golf, por ejemplo.
Son muchos los factores que van a influir en la calidad del césped. Los más visibles, es decir los que van a determinar la cualidad visual, son: Densidad, uniformidad, color, textura, crecimiento y tersura.

La calidad funcional de un césped no sólo está determinada por
algunas de las características anteriormente mencionadas, sino también por otras que pueden englobarse en cualidades funcionales, y pueden ser las siguientes: elasticidad, rigidez, rescilencia desarrollo, capacidad de recuperación, enraizamiento.

La densidad es la medida del número de plantas o retoños por unidad de área. Es una medida que puede variar por factores medioambientales, por el genotipo y por acciones culturales. Así se pueden obtener céspedes con una gran densidad a base de Agrostis y Bermuda, por ejemplo, si bien este resultado habrá que conseguirlo con alturas de siegas bajas y frecuentes, con aportes de fertilizantes y agua acordes para tal fin, con tratamientos 
fitosanitarios correctos, etc. 

Debemos considerar que dentro de una especie, pueden existir cultivares o variedades que por sus características van a formar céspedes más densos que otros.

La uniformidad es una medida por la cual podemos estimar la apariencia que por igual tiene un césped. Como podremos observar la uniformidad se consigue gracias a la textura, la altura de siega, la densidad, las especies seleccionadas, el color y otros factores culturales.

La textura es la medida del ancho de la hoja. Céspedes de textura fina, como pueden ser la Festuca rubra o la Poa trivialis tienen hojas estrechas.
Y en extremo contrario nos podemos encontrar las especies cespitosas de textura gruesa, como pueden ser la Festuca arundinacea o el Stenotaprhum secundatum, por citar algunas. 

Hay que tener en cuenta que la textura va a influir en la mezcla de especies que seleccionemos para formar una superficie cespitosa. Generalmente especies de textura fina y gruesa no deben ser
implantadas juntas ya que podría resultar una falta de apariencia en la uniformidad del césped.

El color es otra medida, pero esta vez es la medida de la luz reflejada por el césped. Hemos podido observar que existen céspedes con variación de color, incluso dentro de una misma especie sus cultivares pueden variar de un verde claro a otro verde oscuro. El color también pude variar dentro de la misma planta a lo largo de su vida, así puede suceder un cambio de color en los primeros estadios y al final del período de crecimiento. 


Así tenemos que la Poa annua y la Poa pratensis son dificultosas separarlas en verano por su color, pero a principios de primavera esta distinción se realiza bastante bien, cuando la diferencia de color es más notable. El color puede ser un signo identificativo de las condiciones generales de la planta. Un color amarillento o clorótico puede indicarnos una deficiencia de nutrientes, un
problema de enfermedades o algún otro factor desfavorable en el crecimiento de la planta. Y al contrario, un color verde oscuro también puede indicarnos un excesivo aporte de fertilizantes o, a través de algún dermosíntoma, la presencia de alguna enfermedad. 

Igualmente la calidad de la siega puede también influir en el color del césped. Céspedes segados con una segadora mal afilada, por ejemplo, pueden mostrar connotaciones marrones en las puntas de las hojas.

El habito de crecimiento es otra cualidad visual que va a dar personalidad al terreno encespado. Existen tres tipos básicos de crecimiento como sabemos. Por macolla, por rizomas y por estolones. Estas formas de crecimiento van a condicionar de algún modo las cualidades visuales del césped.

La uniformidad, la densidad, la altura de la siega, etc., van a estar ligadas estrechamente a estos tipos de crecimiento.

La tersura es un aspecto de la superficie del césped que afecta a la cualidad visual y a la jugabilidad de la zona encespada. Con inadecuadas siegas las puntas de la hojas pueden aparecer rasgadas y decoloradas y su tersura consecuentemente afectada. Así en el green de un campo de golf la calidad de la superficie puede verse desmejorada cuando las puntas de las hojas no están tersas. Del mismo modo la velocidad y el recorrido de la bola durante un tiempo determinado, pueden verse afectadas cuando la superficie
de la zona no está tersa y uniforme.

La elasticidad es la tendencia de las hojas de un césped a volver a su estado inicial una vez que éstas han sido modificadas por fuerza de compresión.
Se demuestra cuando existe un tráfico determinado o cuando se
siega. Esta propiedad se reduce en extremo cuando el césped está helado o muy frío, por ello el tráfico debería ser suspendido sobre céspedes helados durante el período de crecimiento hasta que la helada desaparezca y la elasticidad se vea incrementada, ya que puede afectar a la calidad de la superficie.

Esto suele ocurrir cuando las temperaturas diurnas aumentan, sin
embargo, el proceso se puede acelerar con un riego matutino sobre la superficie. Esto último se suele hacer en greenes de golf.

Rigidez es la resistencia de las hojas de un césped a la compresión y está relacionado con la resistencia al uso del césped. Esto está relacionado con la composición química de la planta, al contenido de agua en la hoja, a las temperaturas, al tamaño de la planta, a la densidad, etc. 

La Bermuda y la Zoysia son céspedes muy rígidos y de muy buena
resistencia al uso, Un poco menos rígidos y menos resistentes podrían ser los formados por Poa pratensis y Lolium perenne, le podrían seguir en menor grado los formados por Agrostis palustris y Poa annua, y como más bajos podríamos citar los formados por Poa trivialis.

Resilencia es la capacidad de un césped de absorber el shock que altera las características de su superficie, y de algún modo recuperar su estado primitivo.
Para ello las hojas y los tallos del césped pueden ser elementos
importantes. No obstante la capa de thatch o colchón tiene un papel a tener en consideración, al igual que la estructura y textura del suelo.

El desarrollo o crecimiento es una medida de la hierba recogida o segada.
Es un indicador de que el césped está creciendo, ya sea por la influencia de aportes fertilizantes, riego y otras prácticas culturales o por factores medioambientales. Esto conjuntamente con otro criterios nos puede dar una información sobre la calidad deseada en el césped y sobre la respuesta de éste a determinadas actuaciones, incidentes o factores medioambientales.

Enraizamiento es la cantidad de raíces activas que se pueden observar durante cualquier época de crecimiento. Se pueden observar a simple vista por la inspección de los tapones del pinchado o por muestras del suelo sacadas a tal fin. Cuando observamos numerosas raicillas blancas a lo largo de toda la muestra nos puede indicar un favorable desarrollo radicular. Si podemos apreciar raíces superficiales, cortas o paralizadas por una capa de fieltro puede ser el indicador de la posible presencia de problemas, especialmente si se nos avecinan períodos de stress.

La capacidad de recuperación podemos definirla como la capacidad de un césped a recobrar su estado después de haber sufrido daños, ya sean causados por enfermedades, insectos, desgaste por uso, etc.

La capacidad de recuperación varía con los diferentes genotipos de las especies y está fuertemente influenciado por las prácticas culturales y por las condiciones medioambientales. Los factores que pueden reducir la capacidad de recuperación de un césped pueden ser: excesiva compactación del suelo, inadecuada o excesiva fertilización y humedad, desfavorables temperaturas, enfermedades, insuficiente luminosidad, suelos contaminados, etc.

Los espacios encespados


Quizás el lector por echar en falta en esta información algunas cuestiones, debe profundizar en algunos aspectos sobre construcción y mantenimiento de ciertos espacios encespados. No vamos a comentar sobre esta materia, nos extenderíamos, y quizás nos saldríamos del contexto. Para ello, quizás deba consultar otras obras o interrelacionar determinados aprendizajes. Por consiguiente nos limitaremos a exponer ideas puntuales sobre algunos espacios
encespados, de un modo general y para que nos sirvan de apoyo.

Los jardines domésticos.

Pienso que son pocos los jardines domésticos que no tienen una zona destinada a césped. De todos modos dependerá fundamentalmente del diseño que la superficie ajardinada incluya más o menos metros de césped.

Para la instalación de estas superficies con césped sería conveniente preparar el suelo, liberarlo de malas hierbas y piedras y conseguir una profundidad cultivable determinada, aproximadamente 20 cm, y si es posible más.
Si el suelo es natural y es bueno mejor todavía, pero si no es así sería conveniente realizar un análisis químico y físico que nos determinara la necesidad de enmiendas para su mejora o la corrección oportuna. Esto, aunque no se suele hacer, es importante ya que a la larga nuestro césped nos demandará una serie de actuaciones para conseguir el grado de calidad deseado,
actuaciones que si en un principio hubiéramos definido, y por tanto acometido oportunamente, nos facilitarían y nos ahorrarían posteriores determinaciones.

La enmienda se realizará según se requiera, en los primeros 15 a 20
cm, e igualmente se aplicarán, siempre que se requiera, unos 90-120 unidades fertilizantes de Nitrógeno, otras tantas de Fósforo y otras de Potasio, ó 20 a25 gr/m2 de algún fertilizante compuesto; y de igual modo realizar un aporte de fertilizante en el momento de la siembra, del tipo 10-10-20, serían aconsejables. 

Si el terreno fuera ácido quizás sea conveniente aportar en el
momento de las primeras labores algún compuesto que contenga cal; o si fuera calcáreo podremos modificarlo aportando materia orgánica suficiente, o procurar corregirlo más adelante mediante aplicaciones periódicas de sulfato amónico (0.5 a 1 g/m2).

Existen algunas normas sobre la selección de tierra para la implantación del césped en jardines. Se dice que la tierra debería cumplir con una textura franco arenosa en un perfil inferior a 50 cm con un 50-80% de arena (con 25-40% de partículas con diámetro mayor de 0,25 mm), con menos del 30% de limo y 20% de arcilla. Con un pH entre 6 y 7,5 y un porcentaje en materia orgánica oxidable mayor al 3%, y un contenido en carbonatos totales
inferior al 10%. 

En cualquier caso, aunque estas recomendaciones pueden ser idóneas para muchos tipos de céspedes, existirán ciertas ocasiones en las que por diferentes motivos no podamos conseguir terrenos con estas características; no debemos pensar que nuestro césped de antemano será un fracaso, lo que sí debemos considerar desde un principio son las especies que vamos a seleccionar, cual va a ser la función primordial del terreno encespado y cuáles son sus requerimientos básicos o limitaciones.


Si el terreno tuviera suficiente pendiente, alrededor del 2%, o si fuera lo suficientemente permeable, quizá no habría necesidad de hacer drenajes, pero si no es así, quizás deberíamos proceder a la construcción de una red de drenajes a unos 30 ó 40 cm de profundidad, separados 3 ó 5 cm unos de otros, para que en un futuro y dependiendo de la funcionalidad de la zona, no se presentaran problemas relacionados con encharcamientos en el
terreno; de todas formas la realización de una red de drenajes es un capítulo que debería ser considerado y estudiado adecuadamente, y dependiendo de la funcionalidad de la zona quizás estos trabajos no se lleguen a realizar nunca, o pocas veces, en este tipo de espacios encespados.

La selección de las especies a implantar es también un capítulo importante, de ello dependerá en gran medida que el césped perdure y no sea difícil de mantener. Sepamos en cualquier caso cuáles pueden ser sus requerimientos y beneficios inmediatos. Por ello debemos considerar muchas de la cualidades funcionales y visuales comentadas anteriormente, y seleccionar las especies y los cultivares adecuados. No todas las regiones españolas pueden tener especies con igual comportamiento ante los factores
medioambientales y de uso, por ello la selección será muy importante para conseguir el grado de calidad deseado. Así como también para obtener el tipo de jardín deseado: jardines con grado alto de calidad, de grado medio y de grado bajo.

A la hora de sembrar, si lo hacemos a voleo, sería conveniente delimitar el terreno en franjas regulares de unos 3 a 4 m de ancho y utilizar la dosis recomendada, aplicándola de la forma más conveniente. Podemos recubrir las semillas con un recebo de material adecuado (Arena o mezcla de algún sustrato) o mulch, si fuera necesario. Las primeras labores, como el riego y la primera siega, estarán en función de las condiciones climatológicas de la
zona, pero tendremos en cuenta, entre otras, la profundidad radicular y la especie seleccionada para llevarlas a cabo.

El mantenimiento anual va a estar muy influenciado por la climatología y las especies seleccionadas, y especialmente por los criterios que se establezcan.

Los espacios públicos: parques y jardines

Dependiendo de su funcionalidad nos vamos a encontrar diferentes espacios públicos, que de igual modo necesitarán un nivel de mantenimiento. En algunos casos, en los céspedes más intensamente cuidados, las siegas pueden realizarse cada 3 ó 4 días con maquinas helicoidales, la fertilización se puede realizar bajo un programa determinado y con abonos de liberación lenta, incluyendo la eliminación de malas hierbas, etc. 

Es decir van a tener estos espacios encespados un nivel alto que contemplará la realización de la mayoría de las operaciones culturales que se pueden llevar a cabo en un césped (siegas, verticut, pinchados, tratamientos fitosanitarios, recebos, fertilización, etc.). Éstos espacios se encentran normalmente en parques públicos emblemáticos y en zonas concretas de parques y jardines situados en centros urbanos. 

En estos espacios se suelen utilizar especies como el Agrostis o la Bermuda híbrida y en algunos casos ciertas Festucas, que posibilitan, entre otras, la formación de céspedes de una gran belleza siempre y cuando la realización de las labores culturales sean las apropiadas; no obstante, y dependiendo de los criterios conservadores, se debería elegir especies y programas de mantenimiento con ciertas exigencias, como las que más adelante se expondrán.

Del mismo modo nos podemos encontrar con céspedes que si bien se encuentran en zonas públicas céntricas de la ciudad, no están tan cuidados como los primeros, pero no dejan de estar atendidos, ya que al fin y al cabo se pretende mantener cierto grado de calidad. Suelen estar sustituyendo a otro tipo de cubridoras o simplemente bordean a planteles de vivaces o se entremezclan con el paisaje, pero aunque el diseño en estos espacios va a estar relacionado directamente a la hora de obtener el grado de calidad deseado, no se llega a requerir en estos céspedes un alto standing de calidad.

Estos se suelen segar una vez a la semana con segadoras rotativas o
helicoidales, en época de crecimiento activo; y la fertilización se realiza una o dos veces al año, y la mayoría de las prácticas culturales se llevan a cabo de una forma aleatoria, y a veces muchas de ellas se dejan de hacer.
Podemos mencionar, por atribuir a estos céspedes otro grado de calidad, los céspedes que están destinados a esparcimiento o zonas de juego en los parques públicos y jardines de muchas ciudades. Estos no llegan a alcanzar un grado de calidad alto, ya que se pretende, en la mayoría de los casos, simplemente que se mantenga la zona con una cubierta verde sin importar la calidad de ésta. 

Se siegan con segadoras rotativas a unas alturas mayores que en los
anteriores, dependiendo de las especies seleccionadas, llegando a alcanzar alturas de siega de hasta 8 ó 10 cm. La fertilización de estos espacios va a estar muy influenciada por la calidad deseada en los mismos y por otras condicionantes como pueden ser el suelo, la frecuencia de la siega, el riego, etc.

Los espacios deportivos

Existen una gran cantidad de juegos y deportes que se practican sobre césped. Así tenemos que el fútbol, golf, rugby, hockey, polo, tenis, etc., son  deportes que podemos ver o practicar, en mayor o menor grado, sobre céspedes, con más o menos calidad. 

Igualmente podemos ver otros deportes que llevan ligado el césped como base indirecta de su práctica, o entorno funcional de los mismos. Las carreras de caballos, los saltos ecuestres, los circuitos de competición de velocidad, etc. Las condiciones del terreno de
juego, o simplemente el estado funcional del césped, van a determinar muchos de los resultados finales que se pueden esperar de la implantación de estas cubiertas. 

No vamos a comentar, ni tan sólo brevemente los modelos
constructivos ni los programas de mantenimientos que estas superficies requieren, aparte de la gran extensión que nos ocuparía para poder conocerlos nos extralimitaríamos del objetivo de esta información, en cualquier caso el lector podrá recoger ciertas ideas que podrá llevar a la práctica para entender mejor estos espacios.



Fuente: Manejo de céspedes con bajo mantenimiento en agua. 
             Consejería de Agricultura y pesca de la Junta de Andalucía.
             Rafael J. Monje Jiménez.


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