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martes, 8 de octubre de 2013

EL CULTIVO DE LAS PLANTAS TREPADORAS

ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES

Cómo elegir las plantas trepadoras adecuadas para el Diseño de tu jardín



El cultivo de plantas trepadoras no exige un compromiso mayor o menor del que generalmente se emplea en otro género floricultor. Debe prestarse atención a la necesidad de soportes adecuados para su característico modo de crecer, aunque éste aspecto se examinará más adelante.

No existe una receta general para el cultivo de trepadoras porque cada especie tiene exigencias especiales pero no absolutas, ya que presentan una amplia gama de adaptaciones en lo que concierne a la luz, temperatura, humedad y suelo. Existen especies muy exigentes, aunque son las menos. Como es natural no pueden cultivarse plantas de climas muy diferentes a los del lugar de cultivo sin haber creado artificialmente las condiciones adecuadas para recibirlas. Por otra parte, las trepadoras, al tener un desarrollo vigoroso, exigen bastante espacio, del que depende incluso su empleo.

La elección de la especie.

La elección de una trepadora para revestir los muros, celosías o pérgolas de una quinta de recreo debe seguir un criterio ecológico y tener en cuenta el área geográfica y la potencialidad natural del lugar de cultivo. En otros términos, es preferible utilizar trepadoras presentes en la flora espontánea de la zona en vez de variedades para el cultivo o especies exóticas.

¿Por qué en Europa no se considera especialmente atractiva la
hiedra (Hedera helix) pero sí en cambio la viña virgen
(Parthenocissus quinquefolia)?, ¿qué necesidad hay que ocultar cercados austeros o funerarios con guindos (Prunus laurocerasus) cuando nuestro espino albar de vistosas flores y pequeños frutos escarlata alegraría la primavera y el invierno?. De la misma forma, entre las trepadoras a menudo se escogen las siempre verdes, olvidando el frío invernal; ¿Por qué no amar las perfiles despojados de las plantas que descansan en la espera del nuevo ciclo bajo el frío invernal?.

Cuando se trata de interiores la elección de la trepadora depende de un criterio estético, en función del espacio, y de la luz y humedad. Las mejores trepadoras empleadas en viviendas son las que viven en selvas tropicales, cuyas condiciones ambientales se pueden reproducir con facilidad en interiores con excepción de la humedad, la atmosférica en especial, que en la selva siempre es alta.

La importancia del clima. Plantas de exterior y de interior.

Conocer las características del clima propio es esencial para la elección de la trepadora y para tener éxito en su cultivo; las plantas trepadoras proceden de todos los climas, por lo que es conveniente que no existan diferencias muy marcadas cuando se cultivan en climas distintos a los del lugar de origen. 

Los problemas que se presentan están directamente vinculados a:
temperaturas y humedad en la estación desfavorable, tiempo de
duración de la estación favorable y de la iluminación (fotoperiodo). La tolerancia a las temperaturas mínimas pero, por sobretodo al
tiempo de duración del frío determinaba la clasificación de plantas
trepadoras en tres categorías: las especies rústicas toleran temperaturas mínimas en invierno y heladas, en ocasiones prolongadas, como en el caso de Clematis montana, Fallopia baldschuanica, Schizophragma hydrandeoides; las especies semirrústicas toleran períodos de frío ocasionales y breves y en climas centroeuropeois deben resguardarse en invernaderos fríos como en el caso de Akebia quinata, Bouganvillea glabra, Plumbago auriculata, Tracholespermum jazminoides y Doxantha unguis-cati; las especies delicadas no toleran el frío y deben invernar en
invernaderos o en viviendas.

Desde el punto de vista climático, respecto a las exigencias de humedad, es especialmente importante el grado de humedad ambiental. En las regiones de clima mediterráneo o subdesértico, la sequedad del aire puede alcanzar valores con humedad relativa inferior al 10% en los meses cálidos. En tales condiciones atmosféricas, naturalmente, es impensable cultivar plantas trepadoras de clima oceánico húmedo como en el caso de Lonicera japonica, Hedera colchica, kiwi (actinida subp), incluso cuando las temperaturas invernales son favorables.

No se debe cometer el error de compensar la sequedad atmosférica
con riego abundante porque, en este caso, el problema de la planta radica en su incapacidad de contener la transpiración de las hojas o de evitar el déficit hídrico. las plantas Smilax aspera, Clematis flammula, Eriocereus bonplandii, Tecomaria capensis, Delairea odorata son propias de climas con períodos cálido-áridos; por tanto se adaptan a zonas con climas como los que se han descrito arriba.

Muchas trepadoras de clima cálido, perennes y leñosas, se pueden cultivar también en zonas templadas, en las que se comportan como anuales; además, la duración global de la buena estación (primavera-otoño para el hemisferio norte, otoño-primavera para el hemisferio sur) les permito concluir su ciclo con la producción de semillas.


Es necesario anticipar 1-2 meses la siembra en viviendas o bajo vidrio y efectuarla en posición resguardada y soleada, cuando la estación buena es muy breve, como ocurre a menudo (en la montaña por ejemplo) y trasplantarla al aire libre cuando no existe riesgo de heladas. El problema de la duración de la estación favorable concierne también a las especies perennes y leñosas sin reservas metabólicas para la floración y que florecen tras una fotosíntesis bastante prolongada en el tiempo.

En el caso de la Passiflora caerulea, que en climas tropicales y mediterráneos fructifica con profusión, mientras que en el norte no florece y sus frutos no llegan a la maduración. El fotoperiodo -ya se ha mencionado- puede tener un efecto determinante en los ritmos de floración de algunas especies.

Las trepadoras tropicales están acostumbradas a cierta constancia en el tiempo de iluminación diario que, de todos modos, nunca
supera las 12-13 horas. Por otra parte en latitudes templadas, la iluminación dura 15-16 horas, en el momento próximo al solsticio de verano (hemisferio norte) o en el solsticio de invierno (hemisferio sur). No es raro entonces que muchas especies tropicales se encuentren "desfasadas" a lo largo del período vegetativo en climas cálidos; sin embargo, las trepadoras, al igual que muchas otras plantas domesticadas por el hombre, consiguen superar el problema de la fotosíntesis a menudo.

Es el caso de numerosas fabáceas o bignoniáceas que, a diferencia
de sus antepasados salvajes, son indiferentes a la cantidad de horas de iluminación diaria. Es común que una especie tropical comprenda diferentes variedades variedades para el cultivo, de acuerdo con las exigencias del fotoperiodo: las especies seleccionadas para latitudes altas son indiferentes; son brevidiurnas las seleccionadas para climas tropicales. A menudo el fracaso del cultivo de una trepadora depende de la procedencia de la variedad y de sus exigencias respecto al tiempo de iluminación.


Si se desea cultivar trepadoras, la disponibilidad de terreno no representa un obstáculo, porque existe una cantidad infinita de especies adecuadas para el cultivo en macetas, cajas etc, que, además, en las estaciones desfavorables se trasladan con facilidad a ambientes resguardados, por lo que aumenta el número de especies cultivables. Queda tan sólo un problema por resolver: la incertidumbre de la elección.

El cultivo en ambientes cerrados resulta más fácil si se dispone de sitios debidamente luminosos, aireados y húmedos. El problema de escasez de luz puede superarse utilizando especies que la rehúyan y que en la naturaleza viven bajo sombra, como en el caso de numerosas áraceas. El problema de la sequedad del aire presenta dificultades porque no se encuentran con facilidad especies de trepadoras que sean a la vez lucífugas y xerófilas (de clima árido); por consiguiente, se recurre a elementos que garanticen un nivel de humedad bueno, y constante en el aire como por ejemplo un tutor revestido de musgo. Las típicas especies de interior pertenecen a los géneros Monstera, Philodendrum, Epiremnum, Cissus, cuyas exigencias se concilian fácilmente con los ambientes cerrados.


Fuente: Guía de las plantas trepadoras. Francesca Consolino y Enrico Banfi. Editorial Grijalbo.





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