ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES
Algunas ideas básicas de como emplear el color en el Diseño de Jardines
Cada cual interpreta los estados de ánimo que crean
los colores de distinto modo, y muchas personas cambian de humor según el
tiempo, la hora del día o su estado emocional. Las personas con visión normal
de los colores los perciben de distinta forma y el daltonismo es un fenómeno
asombrosamente frecuente.
La elección del color depende sobre todo de las
preferencias personales. Aunque existen unas normas fundamentales de diseño en
cuanto a la utilización del color (entre ellas la de evitar contrastes tan
obvios como el del anaranjado encendido con el rosa pálido). Éstas constituyen
de hecho una simple guía para el uso de planos llanos de color básico. A menudo
tienen muy poco que ver con las realidades de un jardín: la textura de las
plantas, los cambios de luz, los variados matices de una gama cromática, la
estación del año y el emplazamiento.
Las complejidades
de la percepción del color
La clave para la percepción del color es la luz. Los
colores suaves son preciosos a primera hora de la mañana, al anochecer o en
tiempo húmedo o nublado. Bajo el sol mediterráneo, estos colores resultarían
demasiado desteñidos, y los fuertes colores que serían excesivos bajo una luz
tamizada destacan aquí en todo su esplendor. Por suerte, la naturaleza se ha
encargado de que las plantas con flores de fuertes colores sean originarias de
las regiones soleadas.
La húmeda luz de un clima templado es completamente
distinta de la húmeda luz tropical o de la clara luz del desierto; la luz
invernal no tiene nada que ver con la caliginosa luz de un mediodía estival y
ambas difieren de la brumosa luz otoñal y de las apagadas luces del anochecer.
Todas ellas ejercen efectos distintos sobre los colores, alterando las
percepciones que tenemos de ellos y transformando el aspecto del jardín. Si
desea utilizar el jardín a una determinada hora del día (por ejemplo, al
anochecer) tenga en cuenta este detalle en el momento de elegir las plantas:
las flores blancas pueden adquirir una insólita luminosidad a media luz,
mientras que las de color azul oscuro pueden resultar invisibles.
Aparte de las condiciones climáticas, otros factores
determinan también la percepción del color. El mar, por ejemplo, puede alterar
la percepción del color, reflejando la luz hasta cierta distancia tierra
adentro. Un edificio o una valla influirán también en los tonos del color o
absorberán la luz: tanto si la superficie es brillante como si es mate, tanto
si es de cristal, de piedra, de ladrillo o de madera, ésta influirá en la percepción
de los colores de las plantas que tenga delante. Los colores por su parte
también se influyen entre sí. Los múltiples matices del verde modifican
cualquier color que tengan delante, al igual que los parduscos colores de un
paisaje invernal. Las masas individuales de color de un grupo se influyen entre
sí y afectan también a toda la plantación. Una plantación casi enteramente
blanca con algún que otro toque de púrpura creará un determinado ambiente,
pero, ¿qué decir de lo contrario, una plantación casi enteramente púrpura con
algún que otro toque de blanco? El efecto de una será acusado y brillante
mientras que el de la otra será sombrío y tranquilo.
Consideración del
tipo de paisaje
En la época anterior a la introducción de especies
foráneas y a la hibridación masiva, existía en todas las regiones una gama
propia de colores. Para diseñar un jardín armonioso, conviene no alejarse
demasiado de estas pautas, analizando la localización del jardín; el sabor
característico de un lugar depende de su clima y de las configuraciones y
colores de sus formas vegetales naturales.
El color de fondo puede ser el verde oscuro de las
coníferas con el gris del granito, o bien el verde de las hojas caducas con el
gris del granito, o bien el verde de las hojas caducas con el tono más suave de
la piedra caliza y la arenisca. En las zonas gredosas, la vegetación autóctona
pueden incluir una proporción de follaje verde con los verdes más oscuros del
tejo o el boj. Aunque también existen flores de colores brillantes en las regiones
templadas, las de colores realmente intensos proceden de climas más cálidos
donde la intensidad del sol los acentúa. Por lo tanto, cuanto más cerca estemos
del ecuador, tanto más brillantes serán las flores naturales de la zona.
Asociaciones
estacionales de color
Tal como ocurre con los factores geográficos, existe
una progresión natural de los colores dominantes a lo largo de las estaciones.
Los pálidos colores primaverales se transmutan en azules a principios de
verano; los rosas más fuertes de pleno verano se transforman en amarillos y
bronces a medida que se acerca el otoño antes de pasar a los pardos tonos
invernales. Cuando se eligen plantas para grupos individuales, conviene evitar
el uso de ciertos colores sobre estos telones de fondo estacionales para evitar
las notas discordantes. Evite, por ejemplo, el rosa pálido sobre fondo verde
primaveral, el púrpura en pleno verano o las plantaciones de color azul intenso
en otoño.
Incluso dentro de los confines de un jardín urbano
con un telón de fondo de ladrillo y hormigón, se deben tener en cuenta los
colores en relación con las estaciones. En las zonas templadas para que el
aspecto resulte natural, pruebe los blancos y el amarillo limón en primavera;
los rosas, los azules y los grises en pleno verano; algo rojo, pero, sobre
todo, los amarillos a finales de verano; y algún bronce y púrpura en otoño.
Preferencias de
color
Quedan, por supuesto, las preferencias más
personales de ciertas combinaciones de color, los colores fuertes suelen ser
más apreciados por los jóvenes que por las personas mayores por su carácter
euforizante. De ello se deduce que, en el jardín, los colores fuertes podrán
ser más adecuados si se asocian con algún tipo de actividad: en proximidad de
una cancha de tenis, por ejemplo, o alrededor de una piscina. Los colores más
suaves, incluyendo los distintos matices de gris y de rosa, resultan más
relajantes y apacibles. Cambie del rosa al salmón, añada un toque púrpura y
terracota, y la suave gama cromática adquirirá una mayor solidez.
El toque personal
Su estilo y sus sentimientos individuales sobre los
estados de ánimo que producen los distintos colores serán los factores
determinantes para la elección de los colores de su jardín, tal y como ocurre
en la decoración de su hogar. Si el jardín es pequeño, el resultado de combinar
los colores con los de la habitación adyacente influirá decisivamente tanto en
el jardín como en la habitación. En el punto de conjunción entre ambos evite,
por ejemplo, los contrastes de unas rosas rosa pálido con una pared de ladrillo
o unas cortinas rojo anaranjadas. En cambio, si el jardín es más grande, cambie
gradualmente sus colores de tal forma que, aunque las flores más cercanas a la
casa armonicen con el interior, las del fondo del jardín se combinen con la
valla, el seto o la campiña del exterior.
Se puede utilizar el color para mejorar la
perspectiva: los tonos más fuertes de color (rojos, anaranjados y rosas) son
más adecuados en la zona próxima a la casa, mientras que los colores fríos (azules
y blancos), situados a cierta distancia de ésta, aumentarán la sensación de
espacio.
Fuente: Nueva Enciclopedia
de
PLANTAS Y FLORES
THE ROYAL HORTICULTURAL
SOCIETY
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