ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES
Algunos consejos para nuestro jardín en primavera
La Primavera es, indiscutiblemente, la estación de las
flores, pues es cuando florecen la gran mayoría de plantas. Poco a poco van
quedando atrás las heladas, las temperaturas se suavizan, los días son más
largos y el buen tiempo viste las plantas de hojas nuevas despertándolas de su
letargo. La naturaleza se expande deseosa de vivir, iniciando un periodo en el
que estar en el jardín es una auténtica delicia. Contemplarlo y sentirlo nos
llena de optimismo y alegría. Salir al jardín empieza a ser más apetecibles y
de forma natural reemprendemos también nosotros nuestras tareas y nuestra
relación con él.
Las condiciones suaves de la primavera estimula la
germinación y el crecimiento de hierbas competidoras, así como el desarrollo de
parásitos y enfermedades. Hay que saber interpretarlos correctamente y no
precipitarse usando medios radicales que pueden dar soluciones al momento pero
complicaciones a medio y largo plazo. Por ejemplo, la presencia de áfidos en
algunas plantas se suele tratar con rotenona y el síntoma desaparece, pero la
causa suele ser un exceso de nitrógeno en la tierra. La aparición de la araña
roja está relacionada con el estrés hídrico por exceso de sequedad, y los
hongos, por exceso de humedad. Si no tenemos en cuenta las causas, el problema
volverá cíclicamente.
Es la época en que los pájaros anidan y hay que
valorar lo que su presencia significa para el jardín. Aunque se coman alguna
cereza, también colaboran con nosotros comiendo kilos de insectos (sobre todo
en época de cría), abonando el jardín con sus deyecciones y dándole vida para
que el jardín no se vea demasiado humanizado.
Repasemos nuestra agenda estudiando el seguimiento
de los problemas que las diferentes plantas han sufrido y consideremos lo
acertado en los diagnósticos y en los tratamientos. Aprendamos de nuestros
aciertos y de nuestros fallos.
Es un buen momento para realizar una fumigación
preventiva en las plantas más débiles con cola de caballo y purín de ortigas
(sin pasarse en la dosificación, para no dañar a los cultivos delicados). Para
tener provisión regular de ortigas, plantaremos un macizo de ortiga dioica,
enterrando algunas raíces en un rincón húmedo del jardín.
Mulliremos el terreno allí donde se haya apelmazado
en exceso, para facilitar el desarrollo de las raíces, la vida microbiana y los
animales en general.
Iremos sacando del compostero el mantillo procedente
del compost que iniciamos la temporada anterior, para llevar a cabo un abonado
orgánico que situaremos bajo el acolchado para propiciar un buen comienzo de
temporada.
Al principio planificaremos las plantaciones de todo
tipo a cultivar durante la temporada, pues prácticamente podemos plantar y
sembrar de todo. Acondicionaremos aquellos lugares donde se plantarán las
anuales y bienales que florecen mediada la primavera. Los especímenes de hoja
perenne no se deben plantar o trasplantar cuando hayan comenzado a subir las
temperaturas, siendo mejor dejarlo ya para la próxima temporada.
La lista de plantas que florecen estos días es
interminable. En marzo florecen
la mayoría de los frutales, como los manzanos y
los almendros. También lo hacen los Clematides, Crocus, Prunus, tulipanes,
brezos, rododendros, Viburnum, Forsythia,
Jasminum nudiflorum. Hacia abril florecen las glicinias, Cercis, lilos,
bolas de nieve, camelias, bergenias, lirios, tulipanes. En mayo: geranios,
magnolias, caléndulas mahonia, Ribes, lavanda prímula, saxífragas, narcisos,
claveles, rosales, jaras, majuelos, azaleas, genistas, acantos, Aubrieta,
Paeonia, Laburno, etc. A mediados y finales de la estación es el momento
adecuado para la poda principal en las especies que florecen sobre leña vieja a
principios de primavera. También es hora de limpiar las ramas muertas o dañadas
por las inclemencias invernales.
La poda puede ser necesaria en algunas especies y
superflua en otras. Debemos cortar lo menos posible, ya sea desde el punto de
vista estético, funcional (que dificulte el paso o ahogue a otras plantas) o
terapéutico (para sanear). Un corte de poda es una agresión y, para
recuperarse, la planta deberá recurrir a todos
los recursos y reservas. Cuanto
más cortemos, más debemos restituir la agresión en forma de abonados orgánicos.
Al principio de la temporada hay que revisar,
ajustar y poner en funcionamiento el sistema de riego. Los riegos deberán ser
más frecuentes a medida que el calor sea más intenso. Es preferible regar por
la mañana o al atardecer, y nunca a las horas de más calor.
En primavera, las hormigas pueden representar un
problema, que se puede solucionar rociando las sendas y los hormigueros con
agua en la que se ha disuelto el caldo resultante de macerar cigarros y
colillas, cargado de nicotina, y que, además, dará brillo a las hojas.
Es interesante favorecer a nuestros colaboradores
los pájaros insectívoros, con la colocación de nidos en los árboles. Son
fáciles de hacer: basta una caja de madera con un tejadillo y un agujero para
entrar. Hay que vigilar que no sean ocupados por ratones u otros huéspedes
imprevistos.
Fuente: Agenda del Huerto y
el
Jardín Ecológicos
Mariano Bueno y Jesús Arnau
Editorial Integral
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