ARTE Y JARDINERÍA DISEÑO DE JARDINES
Diseño de jardines con bulbos
Desde el alegre narciso dorado que proclama la
llegada de la primavera hasta el ciclamen, heraldo del otoño, las plantas
bulbosas anuncian los cambios de las estaciones con despliegues espléndidos de
flores. Algunas poseen un follaje elegante, mientras que otras son valoradas
por su fragancia, pero son sus flores las que las hacen esenciales. Ofrecen una
amplia variedad de colores y formas, desde brillantes tonos primarios hasta
delicadas gamas de pasteles, desde la alta majestuosidad de los gladiolos hasta
las delicadas campanillas de liliáceas. Los bulbos llevan vitalidad a las
plantaciones más permanentes del jardín, formando dibujos audaces en un macizo
formal, llenando los detalles de una orla mixta, proporcionando una pincelada de
color a un contenedor, o creando puntos de luz bajo los árboles o entre las
hierbas.
Diseño DE JARDINES con bulbos
El cultivo de bulbos es una manera fácil de avivar
el jardín con despliegues decorativos, a menudo extravagantes y a veces
aromáticos. Los bulbos cultivados en jardines están dominados por los
resistentes favoritos, como los
crocus, ciclámenes, narcisos, jacintos y
tulipanes, de los que existe una inmensa variedad, tanto de especies como de
cultivares. Muchos bulbos no resistentes también merecen un lugar en el jardín,
incluyendo la estrellada Ixia, Sparaxis
de espigas llamativas y sueltas, y la ardiente Tigridia.
La característica clave de los bulbos es
proporcionar interés visual durante una sola estación, permaneciendo inactivos
e invisibles el resto del año. Con una planificación cuidadosa, esto puede ser
una ventaja que convierta a los bulbos en inapreciables como plantas de orla,
además de ser ideales para aclimatarlos entre hierbas o cultivados en
contenedores.
En muchos jardines, es posible dejarlos que se
incrementen de manera natural
de un año a otro, mientras su follaje moribundo
queda oculto por el desarrollo de las herbáceas o los arbustos, que
proporcionan un atractivo permanente. Muchos bulbos, incluyendo los populares
crocus, narcisos y campanillas de invierno (Galanthus),
se propagan con gran velocidad en la mayoría de los emplazamientos. Los bulbos
también pueden retirarse después de florecer y volver a plantarlos cada año
para dejar espacio a otras plantas estacionales, lo que los hace especialmente
convenientes para jardines pequeños o espacios reducidos.
Estaciones
de interés
La estación principal de los bulbos es desde
principios de primavera hasta principios de verano, pero muchos otros florecen
en el exterior o a cubierto en otros momentos del año. Para dar color en
invierno – cuando la mayor parte del jardín está inactiva – , los bulbos
tempranos, como los rosados Cyclamen coum,
los diminutos Iris histrioides
‘Major’ azul intenso y las blancas campanillas de invierno, pueden cultivarse
en el exterior y forzar el desarrollo de otros en el interior. Los bulbos que
florecen en verano o en otoño son a menudo más grandes y de formas y tonos más
exóticos que los de primavera.
Dónde
cultivar bulbos
Si tienen el suelo que requieren bien drenado para
desarrollarse y florecer bien,
los bulbos están entre las plantas de jardín más
fáciles de cultivar. Hoy día existen numerosas especies y cultivares
disponibles que prosperan en todos los aspectos, salvo en la sombra profunda.
Muchos de los bulbos actualmente cultivados
provienen de un clima mediterráneo, de modo que hay que cultivarlos en
emplazamientos soleados y prefieren los veranos secos y cálidos, aunque una
gran gama de ellos prospera en regiones de lluvias veraniegas.
Los bulbos que crecerían normalmente en zonas
boscosas prosperan en sombras ligeras y húmedas. Muchos otros, incluso los
descritos como ‘amantes del sol’, son felices a la sombra ligera proyectada por
muros, arbustos o espalderas cercanas. También la sombra seca es soportada por
la mayoría de los ciclámenes resistentes. Aquellos de flores blancas o pálidas
parecen casi luminosos a una luz tenue, de manera que ofrecen un aspecto muy
efectivo cultivados en un emplazamiento sombreado.
Sea cual fuere el emplazamiento, los bulbos
presentan el mejor aspecto plantados en grupos de la misma especie o cultivar,
ya sea rozando otras plantas, ya formando un único océano de color.
Macizos formales
Los bulbos contribuyen valiosamente a los
despliegues formales en macizos. Los que florecen en primavera son ideales para
plantar en grandes masas dentro de un macizo, que más tarde estará ocupado por
anuales en verano, ya que se los puede retirar y conservar durante la estación
de inactividad. Los clásicos son los jacintos y los tulipanes, a causa de sus
fuertes aspectos esculturales; en general, las flores más grandes y llamativas
de los bulbos híbridos se adecuan mejor a una posición formal dentro del
jardín. Plante en bloques de color, cada uno de un solo tipo de bulbo, o en
grupos mixtos que florecen en momentos diferentes, para proporcionar un largo
despliegue de color a lo largo de la primavera. Los bulbos pueden llenar el
macizo por completo o pueden combinarse con otras plantas de flores en colores
contrastantes o complementarios, como no-me-olvides (Myosotis) de
un intenso color azul, o ardientes alhelíes (Cheiranthus).
También existe un campo para una plantación formal
efectivo con bulbos que florecen en verano o en otoño: Galtonia, con sus espigas elegantes verdes o blancas, o los
cultivares más compactos de los gladiolos, especialmente los grupos de Primulinus
o Butterfly, de aspecto notable plantados en grandes bloques junto a violetas
azul púrpura o cualquier otro tapizante similar. Los híbridos Headbourne de Agapanthus, con sus capítulos grandes
azules y blancos, combinan bien con las graciosas flores rosadas de Nerine bowdenii.
Orlas mixtas de
herbáceas y arbustos
Los bulbos rellenan la plantación permanente de una
orla con una alegre variedad de colores estacionales. Unos montones sueltos
pueden fundirse con el esquema general o llamar la atención con pinceladas de
color. Los arquitectónicos, como Crinum
x powellii, con sus grandes trompetas
blancas o rosadas, puntúan el flujo de una orla con un llamativo contraste de
altura y forma. Cultive algunos bulbos a través de tapizantes bajas, de modo
que sus flores parezcan flotar por encima de la mata de follaje. Para una orla
rústica más informal, elija bulbos de especie, pues los híbridos ornamentales
podrían parecer fuera de lugar.
Plantaciones
mixtas que florecen en primavera
Plantar en una orla mixta alarga la estación de
floración y proporciona color
fresco y brillante desde finales de invierno
hasta principios de verano. Antes de que las perennes herbáceas y los arbustos caducos
comiencen a crecer y extenderse, ofrezca vida a la parte delantera de la orla
con las especies más pequeñas de los narcisos, los lirios Reticulata azul
pálido u oscuro, y las copas doradas de los acónitos de invierno (Eranthis hyemalis).
Plante estrelladas alfombras de Anemone blanda, Chionodoxa y Scilla
bifolia, o montones amarillo pálido de las especies e híbridos de narcisos
enanos, debajo de arbustos de floración temprana, como Corylopsis, forsitia y hamamelis (Hamamelis), para complementar su despliegue.
Más avanzada la primavera, se pone de una gama mucho
mayor de bulbos y plantas más grandes, como los narcisos altos, las especies de
Fritillaria (por ejemplo, la F. pérsica púrpura negruzco y la
majestuosa F. imperialis), o los
tulipanes, pueden usarse en grupos accidentales para dar altura entre los
arbustos y las perennes.
Plantados
mixtos para florecer en verano o en otoño
En verano, cierto número de bulbos añaden belleza al
jardín. Aunque a veces se los considera de importancia secundaria, muchos
bulbos que florecen en verano y en otoño son de hecho lo bastante altos y
robustos como para resaltar entre las perennes en flor y ofrecen una gama
deslumbrante de colores y flores.
A principios de la estación, pruebe Camassia leichtlinii ‘Alba’, con sus
penachos de flores blanco cremosas, gladiolos intensos, Triteleia laxa (sin. Brodiaea
laxa) por sus ramilletes sueltos púrpura azulados, y los globos audaces
escarlatas de Tulipa sprengeri.
Entre mediados y finales de verano, siga con Allium aflatunense, de grandes globos
púrpura, ramos arqueantes rojo ardiente o amarillo de Crocosmia, azucenas (Lilium)
amantes del sol, y después, las espigas rosadas, blancas o rojas de Schizostylis. En jardines más cálidos, Eucomis verde blancuzco, con sus capítulos
como piñas, aportan un toque exótico a la orla.
En otoño, continúa el despliegue con las trompas
fragantes y rosadas de Amaryllis
belladona, los brillantes embudos amarillos de Sternbergia lutea o S. sícula,
o a través de las formas blancas y azules de los crocus que florecen en otoño.
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