Aclimatación de bulbos
Dejados intactos,
muchos bulbos se multiplican, formando grandes pinceladas de color. Al
aclimatarse de este modo, dan interés a zonas del jardín que, de no ser así, no
estarían ocupadas por plantas florecidas. Las especies – de colores y formas
más delicadas que la mayoría de los cultivares – crean un efecto natural
plantadas en grandes grupos informales.
Plantación con especímenes arbóreos
Los bulbos acompañan
perfectamente a los especímenes arbóreos de raíces profundas y copas ligeras y
caducifolias. Use bulbos que florecen en primavera y en otoño para conformar un
tapizante decorativo cuando los árboles tienen pocas hojas que intensifiquen la
sombra. En primavera, el suelo bajo el árbol es húmedo y soleado, ideal para
anémonas, crocus, narcisos y Scilla.
Los ciclámenes resistentes de otoño, de follaje plateado y moteado y pétalos
suavemente plegados, toleran las condiciones veraniegas y la sombra ligera.
Las flores de los
bulbos complementan los hábitos de un árbol con eficacia. Los bulbos de flores
blancas reflejan las flores blancas de los cerezos ornamentales (Prunus), las formas precisas de los
crocus imitan las formas de cáliz de las flores del magnolio, y los de flores
colgantes, el hábito de un árbol llorón.
Utilice cultivares
enanos para aclimatar la zona bajo un árbol o arbusto recién plantados, pues
los bulbos que se multiplican con velocidad, tales como los narcisos, reducen
el alimento disponible.
Emplazamientos boscosos
Los bulbos son
inestimables plantados en grandes manchas de color para realzar la belleza del
bosque caducifolio. Muchos gozan con las condiciones boscosas, fundiéndose con
otras plantas del área, como helechos, heléboros (Helleborus) y primaveras.
Plante bulbos para
obtener una sucesión de formas, alturas y colores
contratantes, con variaciones sutiles en los esquemas de colores, para reflejar el tono tranquilo del bosque. Campanillas de invierno (Galanthus) y las especies de ciclamen en rosados y malvas ofrecen una combinación llamativa, mientras que pinceladas de Scilla y Chionodoxa agregan tonos azules. Los jacintos españoles (Hyacinthoides hispánica, sin. Scilla campanulata), o muchos de los más rampantes jacintos de penacho (Muscari), proporcionan pinceladas de azul, blanco y rosa, junto con pequeñísimos ramos de mugueto (Convallaria majalis). Todas éstas pueden colonizar zonas bastante considerables, una vez establecidas. Los jacintos ingleses (Hyacinthoides nonscriptus) deben plantarse solos porque son muy invasores.
contratantes, con variaciones sutiles en los esquemas de colores, para reflejar el tono tranquilo del bosque. Campanillas de invierno (Galanthus) y las especies de ciclamen en rosados y malvas ofrecen una combinación llamativa, mientras que pinceladas de Scilla y Chionodoxa agregan tonos azules. Los jacintos españoles (Hyacinthoides hispánica, sin. Scilla campanulata), o muchos de los más rampantes jacintos de penacho (Muscari), proporcionan pinceladas de azul, blanco y rosa, junto con pequeñísimos ramos de mugueto (Convallaria majalis). Todas éstas pueden colonizar zonas bastante considerables, una vez establecidas. Los jacintos ingleses (Hyacinthoides nonscriptus) deben plantarse solos porque son muy invasores.
Plantación entre hierbas
Los bulbos son capaces
de transformar la hierba – ya sea una ladera, un césped o un prado entero – en
una alfombra alegre de color otoñal o primaveral, que se amplía año tras año.
Los bulbos deben ser de especies robustas que resistan la competencia de las
raíces de la hierba.
Muchos de los bulbos
más grandes ofrecen su mejor aspecto entre la hierba,
donde su follaje, marchitándose después de florecer, se destaca menos.
donde su follaje, marchitándose después de florecer, se destaca menos.
Plante los bulbos los
de floración temprana entre la hierba segada a partir de la primavera, de modo
que sus hojas tengan tiempo de marchitar antes de cortar aquélla. Los de
floración tardía, como las orquídeas terrestres (Dactylorrhiza), pueden cultivarse con hierbas y flores silvestres
en ‘prados’ que no se siegan hasta mediados o finales de verano. Los que
florecen en otoño comienzan a desarrollarse y florecen antes de la estación
habitual de segado, de manera que hay que dejar la hierba sin cortar hasta
después de finales de verano. Alternativamente plante bulbos en zonas
irregulares pero definidas de manera que sea posible segar alrededor de ellos.
Los narcisos son la
selección clásica para plantar entre la hierba, y una gama considerable –
especialmente las especies e híbridos más robustos – pueden plantarse de este
modo. Muchos crocus se desarrollan bien entre la hierba, donde están protegidos
hasta cierto punto de ratones y ardillas. Se logra un efecto más delicado con
las campanillas colgantes de las campanillas de verano
(Leucojum aestivum) y las fritilarias de cabeza de serpiente (Fritillaria meleagris), que tiemblan suavemente entre la brisa.
(Leucojum aestivum) y las fritilarias de cabeza de serpiente (Fritillaria meleagris), que tiemblan suavemente entre la brisa.
Algunos de los bulbos
más pequeños se desarrollan bien donde la hierba es menos robusta,
especialmente en zonas de sombra parcial: el Crocus tommasinianus púrpura, las especies de Chionodoxa, algunas especies de narcisos (p. ej. Narcissus cyclamineus), especies de Scilla, y la campanilla de invierno,
prosperan en estas condiciones.
Una zona aclimatada con
bulbos en los alrededores de un jardín ofrece una transición armoniosa entre
los macizos de un jardín formal y los prados de hierbas del campo circundante,
combinando elementos de ambos.
Bulbos con alpinas
Puesto que la mayoría
de alpinas florece a finales de primavera, prolongará la
estación plantando bulbos en jardines de rocas o en macizos de turba. El hábito y las flores verticales y las hojas tipo lanza de los bulbos hacen un buen contraste con el hábito bajo, extendido y de mata de la mayoría de las alpinas, además de agregar una mayor variedad de aspectos. Elija bulbos enanos con flores delicadas para complementar el carácter de las alpinas y plante algunos que crezcan completamente y eleven la plantación con alpinas. Evite las alpinas formadoras de matas, que agotan el suelo alrededor de los bulbos, privándolos de alimento.
estación plantando bulbos en jardines de rocas o en macizos de turba. El hábito y las flores verticales y las hojas tipo lanza de los bulbos hacen un buen contraste con el hábito bajo, extendido y de mata de la mayoría de las alpinas, además de agregar una mayor variedad de aspectos. Elija bulbos enanos con flores delicadas para complementar el carácter de las alpinas y plante algunos que crezcan completamente y eleven la plantación con alpinas. Evite las alpinas formadoras de matas, que agotan el suelo alrededor de los bulbos, privándolos de alimento.
En el jardín de rocas
Muchos bulbos más
pequeños, en especial las especies más difíciles, para las que el drenaje
severo es importante, prosperan en jardines de roca, al sol o parcialmente
sombreados. Los enanos quedan bonitos plantados en huecos en
las rocas o contrastando con el revestimiento de gravilla del macizo, que también evita que sus flores delicadas se enloden durante las lluvias. Si planta alpinas muy pequeñas, no use las especies de bulbos más altos, que parecerían desproporcionados junto a sus vecinas.
las rocas o contrastando con el revestimiento de gravilla del macizo, que también evita que sus flores delicadas se enloden durante las lluvias. Si planta alpinas muy pequeñas, no use las especies de bulbos más altos, que parecerían desproporcionados junto a sus vecinas.
Bulbos en jardineras
Las viejas jardineras
de piedra son un emplazamiento atractivo para una colección de bulbos enanos y
las alpinas más pequeñas, donde sus encantos diminutos se apreciarán de cerca.
Los bulbos se benefician del suelo arenoso y bien drenado, y es fácil darles el
riesgo cuidadoso que requieren.
Para conservar las
proporciones del despliegue, cultive las especies más pequeñas y sus híbridos
menos robustos; los bulbos de multiplicación rápida podrían abrumar a las
alpinas. Cultive las especies de Fritillaria
más pequeñas, ya sea las púrpura marrones F.
michailovskyi o la de cuadrículas verdes F. whittallii.
Los Rhodohypoxis son excelentes para
jardineras, y producen flores
estrelladas rojas, rosadas o blancas a lo largo de la mayor parte del verano. Mantenga los bulbos húmedos durante la estación de desarrollo y, ocasionalmente, aplique un alimento líquido. El género de las Cyclamen comprende especies adecuadas para jardineras en primavera y en otoño, con gamas que varían entre el blanco puro y el púrpura rosado más profundo.
estrelladas rojas, rosadas o blancas a lo largo de la mayor parte del verano. Mantenga los bulbos húmedos durante la estación de desarrollo y, ocasionalmente, aplique un alimento líquido. El género de las Cyclamen comprende especies adecuadas para jardineras en primavera y en otoño, con gamas que varían entre el blanco puro y el púrpura rosado más profundo.
En un macizo de turba
Un jardín de turba, con
sus macizos escalonados, ‘muros’ de bloques de turba y una tierra compuesta
fundamentalmente por moho de hojas o de turba, proporciona condiciones
perfectas para los bulbos ‘boscosos’ más enanos, plantados solos o con arbustos
ericáceos o alpinas. Pruebe Corydalis
ambigua, de flores bonitas color púrpura azulado, o Scoliopus bigelovii, de flores con venas púrpura tipo orquídea,
entre otras. La elección está determinada hasta cierto punto por el grado de
sombra.
Fuente:
Enciclopedía de jardinería
The
Royal Horticultural Society
No hay comentarios:
Publicar un comentario