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martes, 2 de diciembre de 2014

Arquitectura de los árboles caducifolios

Arte y Jardinería Diseño de jardines

Notas sobre la arquitectura de los árboles caducifolios



Los árboles caducifolios pueden alcanzar grandes alturas, debido a que su crecimiento se prolonga durante décadas enteras. en nuestras latitudes los árboles no crecen de una manera continua, sino en forma de impulsos más o menos acentuados, pues cada año desarrollan nuevos vástagos.

Yemas terminales y yemas laterales

Para comprender el crecimiento del árbol y su ramificación es preciso observar detenidamente la explosión de una yema en primavera.

Cuando los días son lo suficientemente largos y cálidos, las yemas se convierten en brotes recubiertos de hojas. En un momento dado del periodo vegetativo este brote concluye su desarrollo con la formación de una yema terminal en su extremo. A estas alturas, en las axilas de las hojas se han formado ya algunas yemas laterales. En la primavera siguiente brotan tanto las yemas laterales como las terminales.

La yema terminal da lugar al brote guía, que continúa el eje materno desarrollado por el brote anual del año anterior. Suele ser el más largo y vigoroso de los brotes nuevos. Las yemas laterales originan brotes laterales como ramificaciones de los ejes maternos. A su vez los nuevos brotes desarrollan yemas terminales y laterales que brotarán el año siguiente.

Este proceso, repetido constantemente durante muchos años,
determina un sistema de brotes cada vez más ramificado. Por engrosamiento, los brotes laterales se convierten en ramas y el brote guía del joven arbolito se convierte normalmente en el tronco.

Por variación de este principio de crecimiento las distintas especies de árboles pueden presentar distintos tipos de copas. el diámetro del tronco y de las ramas, la intensidad de la ramificación, el ángulo que forman los ramos con las ramas y éstas con el tronco y, finalmente, el perfil de la copa formada son otras tantas características que definen el aspecto de una especie.

Adviértase que el proceso descrito de crecimiento en longitud es un esquema básico simplificado, que en la naturaleza presenta muy diversas variantes. Las influencias del medio ambiente imponen modificaciones de la arquitectura de un árbol fijada genéticamente dentro de ciertos marcos.

"Tipo roble" y "tipo chopo"

En cuanto a la duración del crecimiento longitudinal anual de los brotes pueden distinguirse en dos tipos:

  • El "tipo roble", en el que el crecimiento longitudinal anual de los brotes al iniciarse el periodo vegetativo tiene lugar en un impulso corto pero vigoroso. en condiciones climáticas favorables bastan dos o tres semanas para que los brotes y las hojas del roble, del haya, del fresno y del castaño de Indias se desarrollen plenamente.
  • El "tipo chopo", en el que los brotes van creciendo longitudinalmente a lo largo de todo el periodo vegetativo formándose constantemente nuevas hojas. Este tipo incluye los chopos, los sauces, los abedules, los alisos y las robinias. sin embargo, muchas de las especies arbóreas no pueden clasificarse inequívocamente en ninguno de los dos tipos.
Segundos renuevos

En nuestras latitudes lo normal es que los árboles echen hojas una vez al año, concretamente en primavera. No obstante, algunas especies arbóreas (el hecho es frecuente en el carvallo y en el roble alvar) lo hacen también en verano. En estos casos se forman yemas en los brotes que, formados el mismo año, habrán de estallar en la primavera siguiente. Esta brotadura anticipada suele acaecer a finales de junio.

Últimas reservas: yemas latentes

También puede darse el caso inverso. En muchas especies arbóreas
una parte de las yemas formadas durante el verano no brota en la primavera siguiente, sino que se mantiene en estado de reposo, por lo que se habla en estos casos de "yemas latentes".

En casos extremos las mismas pueden brotar incluso décadas enteras después de formarse. Los brotes troncales, es decir, los brotes que aparecen en el tocón de un árbol caído, se forman así. La brotadura de estas yemas es también la causa de que en troncos gruesos de robles, de olmos y de carpes aparezcan con frecuencia brotes jóvenes.

El desarrollo de tales ramas se debe muchas veces a que el tronco se ha quedado sin los árboles próximos que le daban sombra. Al caer directamente sobre el tronco mayor cantidad de luz hace que broten las "yemas latentes". Tratándose de robles de gran valor, sin ramas hasta su parte más alta, estas ramas constituyen el espanto de los guardas forestales, pues reducen sensiblemente el valor de los
troncos, sobre todo desde el punto de vista de su aprovechamiento para la fabricación de muebles, por la presencia de nudos en la madera.

Por otra parte, la posibilidad de que puedan brotar las yemas latentes representa una gran ventaja para el mismo árbol. Un roble que, debido a una helada tardía se haya quedado sin hojas en primavera, gracias a las "yemas dormidas" puede encontrarse muy pronto en situación de tener su copa plenamente poblada de hojas.

Brotes largos (macroblastos) y brotes cortos (braquiblastos)

Atendiendo a su longitud los brotes de muchas especies arbóreas se clasifican en largos y cortos.

Los brotes largos permiten al árbol fundamentalmente desarrollarse en el sentido de la altura y de la amplitud, es decir, ganar espacio. Como consecuencia de una extensión clara de su eje pueden alcanzar una longitud comprendida entre varios centímetros y algunos decímetros. A su vez los brotes cortos hacen posible que el espacio conquistado se pueble de hojas de un modo intenso y uniforme, aprovechando al máximo la luz disponible. Su longitud se limita a unos pocos milímetros o centímetros y generalmente no están ramificados. Al comprimirse los ejes de los brotes las hojas se presentan muy juntas. 

En el haya se distinguen claramente los brotes largos y los cortos.
El eje principal de una rama de varios años culmina generalmente en un brote largo, que en verano se distingue por el hecho de que las hojas aparecen individualmente sobre el mismo brote netamente separadas las unas de las otras. Por el contrario, las ramas laterales suelen ser brotes cortos. En este caso las hojas suelen estar muy juntas, casi como en una roseta.

También tiene brotes largos y cortos el álamo temblón, el falso plátano, el serbal de los cazadores, el cerezo, el peral y el manzano. en otras especies, como el tilo, el carpe blanco o el roble, los brotes largos y los cortos se suceden entre sí. Con frecuencia resulta imposible establecer una distinción neta entre ambos tipos de brotes.


Fuente: Árboles de hoja caduca. Gregor Aas y Andreas Riedmiller. Ed. Everest SA.




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